DIGNIDAD
¡Salud! Esta noche he de alzar la copa
alto, muy alto. ¡Por ti, Dignidad!
Por mi brillante cerebro hecho de estopa
por esta falsa y fría felicidad.
¡Por el ayer! que prende diamantes
ardientes y brillantes en mis ojos
por las huecas palabras rimbombantes
que hicieron de mi ser ruina y despojos.
Pero ante todo, Dignidad, ¡por tí!
porque gracias a ti ya no hay espera,
aquella dulce espera que viví,
aquella tan hermosa... mi quimera.
¡Por ti que te llevaste mis ensueños!
que los volviste soledad y escoria
y que al llevarte todos mis beleños
me dejaste en Baco su fingida gloria.
Por el adios que en los labios me pusiste
alardeando de fuerza y desafío,
por las cosas, Dignidad, que no supieste
y que en delante serán tan solo hastío.
¡Por Ti, pues, alzo mi copa, Dignidad!
Y al hacerlo un sollozo inmenso y largo
se desgarra en el ser... ¡soledad!
acompaña este triunfo... ¡tan amargo!
Patricia González.