Con miedo transcurre el tiempo
Por ateridos caminos olvidados
Sus pies llagados se vuelven lamentos
Del más fiel reflejo del desheredado.
Deambula el mendigo, ¿en que pensará?
Vaga pensativo cabizbajo y solitario
Su perro, sus bolsas y un carro de hierro
Que un dia cogió de un súper mercado.
Lleva los bolsillos llenos de miseria Residuos…
De un tiempo pasado
Que se desvanece como la neblina
En la mente ebria del desheredado.
Murió la dulzura de sus ojos verdes
Su blanca sonrisa ya solo es borrasca
Sus bienes las bolsas, el carro y el perro
Y cuatro cartones que sirven de cama.
Es cuanto posee el desheredado
En la noche fría como de carambano
Se abraza a su perro buscando calor
Y sueña que es jeque de un país lejano.
Ana Olmo 11/06/2011