Texto presentado gracias al permiso de la Revista de Budismo Sidharta
Desde el punto de vista budista, la mente de una persona común está debilitada y distorsionada por la fuerza de los errores y los conflictos emocionales que acarrea en sí misma. Por esta debilidad y distorsión es incapaz de ver las cosas tal y como ellas son. Lo que percibe es una visión deforme y determinada por sus propias neurosis emocionales y sus prejuicios.
El propósito del budismo, como religión, es eliminar de la mente esos elementos distractivos y facilitar así, una percepción válida. Mientras que tales elementos distorsionantes no hayan sido arrancados de raíz , la percepción de la persona siempre estará empañada. Pero una vez que los errores sean eliminados, el individuo entrará en un estado en el que la realidad es percibida siempre tal y como es. Entonces, al existir la mente en perfecta sabiduría y liberación, el cuerpo y la palabra fluyen de un modo perfectamente positivo y natural.
Los tibetanos somos afortunados por haber nacido en una sociedad donde el conocimiento espiritual, estaba al alcance y era altamente apreciado. Sin embargo, por el hecho de haber nacido en un medio así, quizá algunas veces lo dimos como garantizado. El mismo Buda dijo: "comprueba mis enseñanzas como un mercader de oro analiza antes de aceptarlo y comprarlo". El Buda enseñó durante un largo tiempo a gentes de todo tipo y nivel de inteligencia. Consecuentemente, cada una de sus enseñanzas debe ser cuidadosamente calibrada en su significación para determinar si es cierta literalmente, o sólo en circunstancias particulares o a seres de limitado entendimiento. Aceptar cualquier doctrina o aspecto de ella sin analizarla será como construir un castillo sobre hielo. Haciéndolo así, la práctica de la persona permanecerá siempre inestable y carecerá de la fuerza y profundidad necesaria.
******
En homenaje a uno de los espiritus mas
puros y sabios que hoy por hoy,
transita entre nosotros.
Besitos,
|