El Maestro es el Shabd, el Verbo, el Nad, etc.; todas estas palabras se refieren al Poder de Dios en Expresión del Principio de Luz y Sonido.
Al establecer contacto con este Poder, es conducido de regreso a su Hogar
Por amor a aquellos que están desilusionados de la vida, que anhelan una felicidad y paz permanentes lejos del mundo y de sus preocupaciones, el Verbo asume un cuerpo para proporcionarles solaz.
La Biblia dice:
“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.”
Una vez que el discípulo hace contacto con este Verbo
(lo cual tiene lugar al momento de recibir del Maestro la sagrada Iniciación),
la forma audible de este Verbo reside dentro de él en todo momento del día y de la noche y nunca lo abandona ni aún después del final de la existencia física de la persona sobre la tierra.
Le acompañará y permanecerá con él hasta que alcance la meta final.
Al Verbo se le conoce también como La Voz de Dios o la Corriente del Sonido y es el Impulso de Vida que el Maestro concede en el momento de la Iniciación.
Puede captarse como un sonido que viene desde lejos y que gradualmente adquiere una dulzura tal, que ninguna música del mundo puede superar.
Es el Agua de Vida, el Manantial de la Inmortalidad, el Elixir de Vida, el Néctar de la Espiritualidad, etc., del cual se habla en los libros sagrados.
El ser humano tiene un Ojo Interno con el cual puede ver adentro de sí mismo todas las regiones superiores cuando el velo interno es rasgado en dos por un Maestro Viviente Competente.
En este estado, el discípulo permanece perfectamente consciente y vive experiencias asombrosas.
Ascender a las regiones superiores sin un Maestro competente, está lleno de peligros.