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La curación espiritual es prohibida por los Maestros. Existen razones y un profundo significado detrás de ello, lo que generalmente la gente ignora, al considerar más importante el acrecentar sus ganancias y al atribuirle características como las de un servicio prestado a la humanidad que sufre.
El cuerpo humano es el peldaño más elevado de la creación, proporcionado por la Providencia para la perfección espiritual del alma durante esta encarnación.
El alma del ser humano, siendo de la esencia de Dios, tiene los mismos atributos que los de Dios, pero al haber sido rodeada por la mente y la materia, ha perdido su herencia verdadera.
El alma, en su presente estado, se encuentra gravemente enredada por el cuerpo y los apegos corporales que son, más o menos, las reacciones del karma pasado, el cual se ha ido contrayendo hasta la presente encamación.
La presente vida terrenal es una fase pasajera en la larga jornada del alma desde las categorías más bajas de la creación hasta el verdadero Hogar del Padre.
El cuerpo físico es material y el alma es espiritual, pero cuando la reacción del karma entra en acción, el individuo se ve obligado a sufrir dolor y placer.
Ahora bien, los sufrientes que piden curación espiritual caen principalmente dentro del dominio de las dificultades físicas, que pueden incluir desde
agonías mentales hasta
trastornos nerviosos, etcétera.
Siendo reacciones kármicas del pasado, tienen que ser ajustadas y sobrellevadas por la víctima como tales.
El curandero, o sea quienquiera que haga este servicio,
toma el karma sobre sí mismo para sufrirlo
en una etapa posterior.
Además, la pequeña porción de logro espiritual que haya obtenido al acallar su mente se disipa al llevar a cabo una curación espiritual milagrosa.
Por otra parte, este proceso de curaciónes administrado a mentes más débiles, que en la mayoría de las veces caen presa de sus sentimientos.
Lo que comúnmente podría ser curado al soportar un mínimo de sufrimiento y de medicación, es canjeado
por una
disipación espiritual,
y la deuda sigue en pie para ser ajustada en una etapa posterior.
Además, esta clase de curación puede convertirse en profesional y en ocasiones incita a la corrupción y a la miseria.
No sólo provoca una inmoralidad profesional, sino que produce más agonía mental y más miseria en múltiples formas, sumadas con intereses.
Es un aplazamiento del pago para una fecha futura y
agrega
fuertes grilletes al alma.
Por el contrario, los Maestros recomiendan vivir y pensar rectamente.
La obediencia implícita a las reglas alimentarías y el llevar una vida sencilla y verdadera, conducen a la felicidad y alegría.
Si a pesar de todo esto, sobreviniere algún sufrimiento debido a las evoluciones kármicas del pasado, su severidad y duración serán mitigadas por intervención del bondadoso Poder Maestro, como un centavo por un peso o un piquete de aguja por la horca; de manera que el disciplinado discípulo salga ileso con la gracia del Maestro.
La curación, la cual se dice fue administrada por Jesús u otros, era de una calidad mayor; como si al fusionarte con la conciencia cósmica y al perder tu identidad, te vuelves tan espiritual que con sólo estar pensando en una persona, o bien, que toque el borde de tu vestimenta se curará, como lo menciona la Biblia.
No debes empeñarte en curar a otros.
Pero ante todo: lo que cura es la fe y los
iniciados sinceros no consienten estas cosas sino aspiran incesantemente a alcanzar la perfección espiritual, la meta más elevada de la vida sobre la tierra.
El alma que desea ir más allá para fundirse con la Súper alma, se retrasa al ocuparse de asuntos inferiores.
Por tanto, se advierte a los iniciados que no administren curación espiritual , porque resultará en disipación y bancarrota espiritual. Si lo hacen, colocarán fuertes grilletes al alma y la deuda kármica será