Sin embargo no lo hago. No miro, porque no veo mas allá de lo que quiere saber.
Sin embargo lo hago. Si miro, y observo, porque quiero ver mas allá para explicarle lo que demanda.
Y al volver a observar, miro y veo. Que su mirada brilla en un universo de colores. Esos mismos colores que recuerdan a aquellas flores que siempre tiene en la memoria.
Colores que inundan su dia, y que persisten por la noche, atenuados por un manto de oscuridad.
Aunque por la noche no consiga ver nítido, encuentra un lugar donde la claridad, blanca, siempre blanca, le permite ver sus flores.
Aquellas flores que recuerda por su olor. Por su color, mezcla de morados , mezcla de rojos y azules. Mezcla de todo, partes de nada.
Flores que un día dejo de ver. Ceguera que le impidió seguir viendo mas nunca los colores de su vida. Unos ojos que se tornaron mates, inertes, ciegos. Para siempre.
Y su desconsuelo, lleno de lágrimas rojas por aquellos que nunca mas vería. Rojas, familiares, amantes, amigos, personas.