Despacio voy ciñendo su cintura con trémolo de tiernas sensaciones, y manos en descensos y ascensiones por sitios candeales en su albura.
Muy lenta ella se mece con dulzura. Mis yemas acarician sus pezones. Alteran su latir los corazones que, ardientes, no mantienen la cordura.
Sus brazos en mi cuello se entrelazan. La llama del amor nos enardece. Su boca, con anhelo, se me ofrece.
Los cuerpos con pasión, ciegos se abrazan. El suyo se me entrega, poco a poco, y hundido en su belleza acabo loco.
A. PARDAL
KRIS
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