Yo sé que tú me esperas,
como ese centavo olvidado en el
monedero,
como el polvoriento piano con ganas
de ser tocado por un pianista
con esmero.
Yo sé que me esperas,
porque guardo de ti todos tus
te quiero
y son ellos los que me mantienen viva
a pesar de vivir bajo un aguacero.
Yo sé,
que este mundo bandolero
sabe de nuestro sentimiento,
éste que ha andando como
un callejero
y se ha mantenido silenciosamente
terco, cercano de ser un clero,
porque esta adoración me nace
en el alma
para decirte que por ti,
por ti igual desespero.
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