Iba yo pidiendo de puerta en puerta, camino de la aldea,
cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño.
Y yo me preguntaba maravillado quién sería aquel rey de reyes. Mis esperanzas volaron hacia el cielo, y pensé que mis días
malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas
espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado, me miraste y bajaste corriendo.
Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin.
Y de pronto, tú me tendiste la mano derecha
diciéndome: ((¿Puedes darme alguna cosa?))... -((¡Ah que ocurrencia de tu realeza, pedirle a un mendigo!)).
Yo estaba confuso y no sabía que hacer... saqué
despacio de mi mochila un granito de trigo y te lo di. ¡Que sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi mochila
en el suelo, encontré un grano de oro...! Entonces,
¡qué amargamente lloré por no haber
tenido corazón para entregarte todo!"
Tengan todos un
feliz dia!!
Thamy
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