Yoga significa “unión”. Unión del individuo con el universo.
Es la conjunción de mente-cuerpo y espíritu.
El yoga es un camino de autoconocimiento profundo, un sistema de vida que nos ayudará a mantener un equilibrio entre nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo sutil.
Los yoguis, al permanecer durante horas en estado contemplativo o de meditación, descubrieron esos torbellinos de energía, que llamaron chackras, esa energía circula por todo el cuerpo físico simbolizando un puente entre el cuerpo y el espíritu.
Así percibieron que existe una realidad más sutil en todo nuestro organismo, nuestro cuerpo energético, integrado por 7 chackras principales y 72.000 nadis o canales de energía por donde circula el prana (energía vital). Los tres principales canales en nuestro cuerpo son tres: píngala –canal solar– que corresponde al sistema nervioso simpático, ida –canal lunar– sistema nervioso parasimpático y shushuma al sistema nervioso central.
En sánscrito, la palabra chackra quiere decir “rueda”. Son vórtices de energía que conectan el interior con el exterior, permitiendo así el libre fluir del prana (energía vital). Asimismo, vincula las glándulas, el sistema nervioso y el circulatorio, entre otros.
Cada uno de los chackras se conecta con un nivel energético del “campo áurico” -aquello que recubre energéticamente al cuerpo- y éste a su vez, interactúa con el universo exterior, generándose así la conexión del macrocosmos (atmósfera, estrellas, planetas, galaxias) con el microcosmos (células, órganos, glándulas, sistemas).
Los chackras mayores son siete: Muladhara (ubicado en la base de la columna vertebral), Swadishtana (en el coxis), Manipura (a la altura del ombligo), Anahata (en el plexo solar), Vishudi (en la garganta), Ajña (en el entrecejo) y Sahasara (en la coronilla). Se encuentran distribuidos a lo largo de la línea media del cuerpo y cada uno de ellos, presenta un vórtice que forma un torbellino de energía.
Cada uno de estos siete chackras esta conectado a un sentido físico, una función psicológica, una emoción, determinados órganos, una etapa en la vida, una glándula, un color, y por consiguiente, a un área del cuerpo.
Todos tenemos un cuerpo pránico o áurico integrado a nuestro cuerpo físico, esos canales son centros de acumulación, distribución y transformación de energía.
Si estos canales de energía se encuentran libres de bloqueos, se conectan con el sistema nervioso, endocrino y por último con las células, alimentando energéticamente a todo el cuerpo físico.
Esto depende de una gran cantidad de variables: la actividad física, las emociones, los pensamientos, la alimentación, la digestion y la temperatura ambiente.
Los cinco sentidos son puertas que nos conectan al sistema mente-cuerpo. Al elegir una recepción armoniosa y equilibrada daremos paso a la energía vital en todo el sistema.
Con la práctica de yoga (asanas, pranayamas, bandhas y mudras) no sólo adquirimos flexibilidad, tono muscular, coordinación, equilibrio y concentración sino que expandemos nuestra conciencia y ampliamos nuestra energía.
Cada asana proporciona un masaje suave a los órganos internos, a las glándulas endocrinas, a los músculos y al sistema nervioso y constituye un ejercicio preparatorio para la meditación por su efecto sedante sobre la mente .
Los pranayamas, técnicas de respiración, nos permiten que esa energía fluya y no quede estancada generando estados de enfermedad física o mental.
Los bandhas son llaves o contracciones que nos permiten dirigir el prana hacia las diferentes partes del cuerpo y los mudras o técnicas gestuales que expresan un estado de conciencia aumentando el beneficio de las posturas, todo esto colabora con el proceso del libre fluir de la energía.