Una noche tan sólo en tu cabeza rastreando recuerdos e intenciones para extinguir mis propias confusiones, aunque al fin me asesine la certeza.
Una noche en tus venas, donde empieza trémulo el pulso de tus emociones, y navegarte en tantas direcciones, desde la hilaridad a la tristeza.
Una noche en tu piel, cálida y suave, donde ninguna puerta tenga llave, a plena luz y plena voluntad.
Una noche, una sola noche quiero, porque al amanecer, si no me muero, nos perteneceremos de verdad.
Francisco Alvarez Hidalgo
26-11-03
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