Llegaste a hurtadillas
silbando por detrás de los pinares
acompañado de nubes de gaviotas
y de patos emigrantes.
Acariciaste las olas y las dunas
con tu olor fresco de poniente
y despertaste a los cangrejos
que comenzaban la mañana laboriosa.
El mar se rizó a contrapelo
y se hizo fresco y trasparente
como una piscina de fondos arenosos
que deja al descubierto
tus secretos y tus íntimos volcanes
en donde respiran tus navajas.
Bandadas de pececillos
zigzaguean al unísono
entre tus entrañas trasparentes
y el sol comienza a mandar sus rayos
a través de tus rizados espejos
que amortiguan sus calores.
Es el viento de poniente:
una voz suave y de puntillas
que recuerda secretos y promesas
de caracolas perdidas
en algún lugar de la alborada.
http://youtu.be/072i1fUuCHA
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