Es tan raro que parece una especie de otro planeta, pero vive aquí, en la Tierra, y cada año desembarca en la costa de Kitakyushu, en Japón a desovar. En ese proceso suelen morir unos 50 cangrejos de herradura o Xifosuros. Este año han aparecido muertos más de 500 y los científicos no saben por qué.
La muerte de 10 veces más individuos de esta extraña especie durante la época de cría tiene preocupados a los biólogos y no es para menos. Los diferentes miembros de los xifosuros llevan correteando por el fondo marino desde hace nada menos que 445 millones de años. Este fosil viviente ha sobrevivido, literalmente, a las seis extinciones masivas que diezmaron la fauna de la Tierra.
Hiroko Koike, biólogo de la Universidad Kyushu en Japón explicaba al diario Asahi Shimbun que la causa podría ser el calentamiento global del mar, que puede haber dejado a los cangrejos de herradura sin los suficientes nutrientes como para superar la dura prueba de llegar a la playa y depositar sus huevos. No obstante, aún no existe una causa oficial y Koike no ha querido añadir más detalles hasta no completar la investigación.
No sería de extrañar que el ser humano esté detrás de los problemas de la especie en Japón. En los últimos 20 años, las poblaciones de esta extraña especie han desaparecido de multitud de hábitats debido al calentamiento local de las aguas producto de la actividad humana.
Completamente cubierto por un caparazón con 8 ojos primitivos aparte de los dos más visibles, el cangrejo de herradura tiene la sangre de un intenso color azul debido a que en lugar de usar hemoglobina (basada en hierro) para transportar oxígeno, utiliza hemocianina, que está basada en cobre. En realidad ni siquiera es un cangrejo en sentido estricto (está emparentado con cangrejos y arañas, pero en otra rama).
La sangre del Xifosuro cuenta con otra particularidad importante, un tipo de célula defensiva (amebocito) capaz de detectar toxinas de bacterias en concentraciones mínimas. Durante años, este amebocito se ha utilizado en ensayos clínicos para mejorar vacunas. El mismo animal cuya sangre ha salvado miles de vidas humanas es posible que acabe desapareciendo por nuestra culpa.