Un gran árbol,aunque no alto, sino de ésos cuya copa se extiende a lo ancho, cubría unas treinta cuarenta? viejas sillas de madera, una mesa de tabla tambien, tosca, y unas cuantas gentes por allí pululando, algunos hablando en grupitos. Se les ve familiares . Y diversos, ya lo creo!, me encanta ese pupurrí.
Está cercado por una pared bajita, encalada, no muy limpia, el suelo es .. arena, me recordaba el cine de verano en los pueblos, ésto tal vez fue un jardín.
Un gran cartel expresa un pensamiento que estará escrito en alguno de los mensajes de este albergue, me sonaba de más o menos reciente, sin embargo ahora no lo recuerdo. La entrada principal al edificio está cerrada ???, pero en el lateral hay una pequeña puerta por la que entran y salen algunos de los que también están en el patio que está cercado por una pared muy bajita y unas plantas entre rosales (sin flores???) y otras varias.
Paso al edificio por la pequeña puerta y al final del recibidor una puerta, ésta más ancha y alta, anuncia en un cartel "el lugar de culto está habitado ahora por una familia. Favor de no pasar". Entónces comprendí que no me había equivocado esta vez, era ésa sin duda.
Giro entónces por el otro pasillo, unas sillas viejas contra la pared y unas prendas de ropa vieja amontonada sin cuidado sobre alguna de ellas.
Al fondo a la izquierda una señora corta unas barras de pan en finas rodajas (sin embargo sé que no es una mujer de esa familia que habita el lugar ni el pan era para la merienda. Mientras, charla familiarmente con un hombre que bromea sobre si la memoria de la cortadora de pan se habrá ido a pasear con el señor Alzheimer.
Me acerco despacio curioseando los carteles que informan de medidas de salud, reivindicaciones y hasta un anuncio "caducao" convocando a una manifestación.
Saludo y me presento, siendo interrumpida por una mujer , mujercita, realmente "consumida" que, éso sí, con mucha energía y ese tono característico, entra reclamando atención porque le urge hacer una consulta. Me alejo para no hacerle sentir violenta en su consulta, pero a ella no parece importarle nada y comienza a hablar atropellada y con un buen tono. Es evidente que se encuentra en familia. Oigo un nombre que me resulta más que conocido. No vendrá, está mal no sé de qué.
Bueno , me reúno de nuevo con la mujer y el hombre (alguna vez recordaré los nombres???????) y me invitan a dirigirme al jardín, allí nos juntaremos todos.
Ya han dispuesto las sillas en filas , más o menos, con el árbol en medio cubriéndolo todo y la mesa presidiendo esta reunión de gentes diversas con un interés común.Reunirnos todos en torno a esa mesa.
Solicitan un voluntario para poner en marcha un DVD o algo parecido , construido me pega con sobrante de otros . Suena una canción que pide alegría, alegría de estar juntos, y lo demás no importa. La voz no es muy así y la reproducción bueeeeeeno, se hace lo que se puede.
Hablan de San Mateo y se refieren jocosamente a dejar por fín atrás a San Juan que al parecer les ha traído muchos quebraderos de cabeza, hay risas.
Nos presenta a un fraile que viene de la India. Es tímido, nos avisa, pero tiene gusto de compartir con nosotros lo suyo y llevarse de nosotros lo que pueda.
El pasaje habla de la importancia de los cimientos, de la importancia de las obras, de que la lluvia y el viento se llevan con facilidad el bla bla bla, por más que ese bla bla se escriba con mayúsculas, incluya nombres divinos etc.
Han pasado la palabra, cada uno que quiso comentó lo que le sugería, algunos aprovecharon para contar simplemente algo. Tenía muy claro que sólo iba a participar como observadora hasta tomar cierta confianza y conocer un poco las costumbres, sin embargo, me encontré haciendo un comentario sobre algo de lo que se había dicho.
Fue tan natural que, bueno, a posteriori tampoco me importó no haber cumplido mi intención.
Hay un tiempo de silencio y reflexión, tiempo de liturgia en el que tomo conciencia de donde estoy, con quienes estoy y miro adentro y siento que también me encontré con alguien, hola, qué bueno que volvimos a encontrarnos. Sip.
Suena en el momento de las peticiones alberto cortez cantando No me llames extranjero.
Me gustó la forma en que aquella congregación “se disolvía”. Nada de salir corriendo ni el uno ni los otros.
El señor que se sentaba detrás le apeteció seguir sobre el comentario que yo había hecho y aprovechar para situarme mejor en lo que significaba aquel grupo de personas. Al final alguien se acercó y me pedía la silla que como todos yo intentaba llevar a su lugar, mientras nos hacía gestos de que siguiéramos conversando.
Ha merecido la pena. Doy gracias.
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