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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ximena777  (Mensaje original) Enviado: 17/06/2009 01:06

 

 

 

EL COFRE DE VIDRIOS ROTOS

Erase una vez un anciano que habia perdido a

su esposa y vivia solo. Habia trabajado duramente como sastre toda su vida. Pero los infortunios lo habian dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podia trabajar.
Las manos le temblaban tanto que no podia enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que solo tenian tiempo para cenar con su padre una vez por semana.

El anciano estaba cada vez mas débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos.

-No quieren estar conmigo ahora -se decia- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga.
Se paso una noche en vela pensando que seria de el y al fin trazo un plan.

A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidio que le fabricara un cofre grande. Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidio que le diera un cerrojo viejo. Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidio todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.

El anciano se llevo el cofre a casa, lo lleno hasta el tope de vidrios rotos, le echo llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.

-¿Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa. -Oh, nada -respondio el anciano-, solo algunas cosillas que he ahorrado.

Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo. -Debe estar lleno con el oro que ahorro a lo largo de los años -susurraron.

Deliberaron y comprendieron que debìan custodiar el tesoro. Decidieron turnarse para vivir con el viejo, y asi podrían cuidar tambien de él. La primera semana el hijo menor se mudo a la casa del padre, y lo cuido y le cocino. A la semana siguiente lo reemplazo el segundo hijo, y la semana siguiente acudio el mayor. Así siguieron por un tiempo.

Al fin el anciano padre enfermo y fallecio.

Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabian que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podian costearse un gasto grande con el viejo. Cuando termino la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.

-Que triquiñuela infame! -exclamo el hijo mayor-. Que crueldad hacia sus hijos!

-¿Pero, que podia hacer? -pregunto tristemente el segundo hijo-.Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habriamos descuidado hasta el final de sus dias.

-Estoy avergonzado de mi mismo -sollozo el hijo menor-. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el mandamiento que el nos enseño cuando eramos pequeños. Pero el hijo mayor volco el cofre para asegurarse de que no hubiera ningun objeto valioso oculto entre los vidrios. Desparramo los vidrios en el suelo hasta vaciar el cofre. Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, donde leyeron una inscripcion que el padre les habia dejado en el fondo: "Honrarás a tu padre y a tu madre"


 

 

 

 

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: talvez Enviado: 18/06/2009 00:34

Véis… una historia igual de bonita y didáctica que la de las condenas a muerte de esos dos chicos de TATIs.

 

Aquí , el viejo, tuvo miedo, fue…¿pesimista? O sólo realista?, tal vez su vejez no le había deteriorado tanto su mente como para no saber ver lo que ya estaba ocurriendo y lo que le esperaba. Y …, como contesté en el escrito de Tatis, su miedo, que sintió, le hizo buscar una estrategia para que no se cumpliera su predicción.

 

Y claro, ése sería uno del 99% de los miedos que no se cumplió, pero no porque no existiera la amenaza, sino porque puso remedio, no sólo se dedicó a mirar con ilusión el rayito de sol que entraba por su ventana o a disfrutar de los buenos días de su vecino, únicas palabras que intercambiaban. No sólo decidió plantar unas flores en su ventana para cuando no pudiera moverse de casa, no sólo se dispuso a hacer florecer su imaginación para soñar cosas bonitas hasta el resto de sus días, No, hizo algo más, buscó la forma de conseguir , en parte, sólo en parte, aquello que deseaba, la visita frecuente de sus hijos.

 

Triste en parte, pues venía guiada por el interés de la herencia, Y por cierto, pobre hombre, seguro fue un buen padre como había sido buen sastre y buen marido, pero…

hacer buenas obras , para nada garantiza la recompensa. No, el tiempo de Dios, para el que crea en El, no es el nuestro. No nos engañemos, sobre todo no hagamos daño a aquellas personas que no acaban de ver esa recompensa, haciéndoles sentir que no han sido suficientemente buenos o que no han orado con toda su fe.

 

Es simplemente, que así es la vida, hay quienes viven muy bien precisamente porque no se esfuerzan demasiado en hacer bien, y hay quienes viven muy amargamente porque dedican mucho de su vida y su esfuerzo a hacer bien.

 

La recompensa por tanto, que sí la hay, sólo está en el hecho de hacer bien, en eso debemos basar nuestra satisfacción, incluso aunque los demás nos rechacen por incómodos, creo que no sólo es importante el cómo vivimos lo que hacemos sino que lo que hacemos es importante en sí mismo, aunque a veces nos cause dolor.

 

Gracias Ximena

 

TalVez   

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No hay necesidad de apagar la luz del prójimo para que la nuestra brille” (BARUCH).

 

 

 

 



 
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