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De: talvez  (Mensagem original) Enviado: 16/05/2010 20:35
 
 

EDITORIAL: 'Los jueces quedan en entredicho'

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

 

Baltasar Garzón se enteró de su suspensión cuando estaba interrogando a un imputado del ‘caso Pretoria’

Manifestaciones en Barcelona y Madrid y gritos de «¡Gürtel!» ante la sede del PP

El CGPJ suspende a Baltasar Garzón y da largas a su pretensión de exiliarse

Análisis de José María Mena: '¿Adiós, Garzón?'

Un reguero de causas de ETA y de corrupción quedan abiertas

Es difícil imaginar una cadena de acontecimientos más impropia de la Administración de justicia que la que se ha desarrollado las últimas semanas y culminó ayer con la suspensión en sus funciones del magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Solo la intromisión de la política en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) explica el doble enjuague: apartar a Garzón de su juzgado y dejar para dentro de unos días la decisión final sobre si autoriza que se incorpore al Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya en comisión de servicios especiales. Todo lo demás, la jerga grandilocuente de los portavoces del CGPJ, la apelación a la independencia del presidente de la institución, Carlos Dívar, y la pirotecnia forense de las asociaciones de jueces conservadores se asemejan a una pobre cortina de humo para desdibujar la trama.

Es incomprensible que el CGPJ precise de información suplementaria de la sala del Tribunal Supremo que instruye la causa contra Garzón antes de decidir si puede o no instalarse en La Haya, cuando todos los detalles del caso están suficientemente documentados. Resulta imposible pensar que caben más deliberaciones después de que el asunto se haya debatido ad náuseam, sea público y notorio que el TPI desea contar con los servicios del magistrado y este tiene la experiencia y preparación suficientes para ocupar el nuevo empleo. Solo el deseo de una parte del CGPJ de dificultar la operación explica que ayer la comisión permanente no fuera capaz de tomar una decisión, porque no faltan razones técnicas para dar vía libre al traslado del juez.

Desde luego, Garzón ha tomado decisiones discutibles en su condición de magistrado, pero lo que le sucede ahora reúne todos los ingredientes de un tira y afloja político en el que coinciden la instrucción del caso Gürtel, la incapacidad de Dívar de sustraerse a la pugna entre facciones, el peso exagerado de las asociaciones de jueces en el funcionamiento del CGPJ y, finalmente, la intromisión de la estrategia de los partidos en la institución. Si a ello se añade que la entidad promotora de la causa contra Garzón es el sindicato ultraderechista Manos Límpias, sorprendente escudero de la independencia de los jueces en algunos medios de comunicación, la situación se antoja, como poco, chocante. La inercia de la politización y el desprestigio del gobierno de los jueces parece una enfermedad crónica sin remedio a la vista.

 

 

Por supuesto que , juez o no, tiene el derecho y la obligación de someterse a la acción de la justicia.

No sé por qué cuando se cuestionan las acusaciones de que está siendo objeto, se nos acusa de pretender que por el hecho de su profesión no tenga que ser juzgado.  Esa es una acusación a su vez partidista.

 

Lo que se denuncia es la persecución de que está siendo objeto, casualmente, cuando está destapando la escandalosa corruptela del caso Gürtel y cuando persistía, a pesar de las presiones en contra, en su voluntad de apoyar la recuperación de los restos de los muertos en y después de la guerra civil.

 

Dicen que era un tema que estaba cerrado y que han hecho mal en reabrir las heridas

 

Pero sí han rebrotado era porque precisamente NO estaban curadas sino vendadas y a la fuerza.

 

 

 

Ni tan siquiera se pide condena, en el sentido de represalias, para los que lo hicieron sino recoger los cuerpos y enterrarlos dignamente como los “ganadores”  pudieron hacer con los de sus familiares. No es venganza, no se reclama castigo para los actores, tan sólo que se les “restituya” a las víctimas que han sobrevivido y  en la medida que es posible, lo suyo. No les va a devolver la vida, pero sí sus restos, de forma que se recuperen la parte de dignidad que aún es posible.

Se pide un trato digno para esos restos y éso no lo soportan porque para ellos SU dignidad está asentada y soportada sobre el silencio de los que torturaron, sobre el silencio forzado de los humillados.

 

Y .. tragamos!!!., la hipocresía, la falsedad la insensibilidad, la inhumanidad de los “vencedores” vuelve a ganar y con ello tantos otros se reafirmarán en su justificación para montarse al carro del que gana, escondiendo los cadáveres tras el tan socorrido “pasar página”.

Con razón en esta época está tendiendo tanto éxito ese eslogan, es que cada vez está teniendo más peso el ser pasajero de ese “carro”, aunque el camino por el que rueda esté empedrado con los valores que a otros les cuesta la vida.

 

 

 

TalVez   
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Servid mil veces, negaos una y nadie se acordará mas que de vuestra negativa  (Plinio El Joven)
 
 

 

 



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