El beso

La puerta hacia la sexualidad. El beso se convierte en un motivo irresistible inmortalizado en grandes obras de Rodin o Klimt, un gesto que “entraña a veces una violencia abierta o latente, una pasión caníbal por devorar al otro o por vampirizarlo” En la muestra se exhiben trabajos de Max Ernst, Franz von Stuck (muy presente en muchas salas), Munch o Magritte (en la imagen Los amantes). Lo más curioso es que el Thyssen se atreve con la videocreación, pero eso sí, de mano de un valor tan seguro como Bill Viola. De él se exponen tres piezas impactantes de acercamiento sexual y agua.