Tenía un devoto canonigo en su despensilla algunos regalos de comer, y un criado suyo determinó de hacerle salto al canonigo; des- cerrajó la despensa, y cogió los más hermo- sos perniles y solomos y no usó de llevar unas lenguas de puerco que estaban con lo demás, porque estaban ya pasadas y dañadas. Apenas salió de la despensa, cuando su amo le cogió con el hurto en las manos, y como vió que se llevaba los perniles y lomos y no dejaba más que las lenguas le dijo: -¡ Desvergonzado, pues te llevabas los perniles y lomos, ¿por qué no llevabas lo demas? Respondióle él: -Señor por quitarme de malas lenguas.
DE LOS DIALOGOS DE ENTRETENIMIENTOS Autor: Gaspar L. Hidalgo
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