CLICK
Cuarenta
años
después
Que rico hueles mi vida, Que
perfumada mi amor, Cuando era recién casada eran frases de
rigor.
Después del baño él olía a Yarley o que sé yo, mientras yo me
perfumaba con frascos de Christian Dior.
Mas ahora que diferencia. Él huele a
unturas y yo huelo a pomada del tigre que me pongo al por mayor Él me ayuda a
friccionarme - mas abajo, por favor - Y luego entro yo a sobarle corvas,
codos y esternón
Que distintos camisones y las pijamas
que horror, Ahora ya son de franela por que éstas, si dan calor. A él,
sus zapatos de estambre, mi nieta se los tejió por que los pies se le
enfrían y le duele el corazón.
Como han cambiado los tiempos de cuando
él me conoció. Antiguamente lucían en cima de mi buró. Una rosa, su
retrato, un perfume y un reloj. Ahora, un frasco de aspirinas, el ungüento de
rigor, unas vendas, mis anteojos, la jeringa, la ampolleta, el algodón y
el alcohol.
Y en su buró amontonados, para que
quepan mejor. El vaso para sus puentes, el frasco con la fricción, un
libro abierto, sus lentes, jarabe para la tos, y agua para la aspirina, por
si nos viene el dolor.
Como han cambiado los tiempos de cuando
él me conoció. Sin embargo recordamos lo que el viento se
llevó. Saboreando lo que fuimos y viviendo nuestro
hoy.
En la mañana sin prisa siempre la misma
canción -como dormiste mi cielo? -un dolor me despertó- -y que te duele
mi vida? -hoy tengo un nuevo dolor-
Y por las noches acaso recordando algo
mejor, oliendo a sanisilato, a pomadas y a fricción, repetimos lo de
siempre. Lo mismo de ayer y hoy, -ojalá duermas mi vida- -ojalá duermas
mi amor- rezamos un padre nuestro Y damos gracias
Dios.
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