LA MARIPOSA historia de un amor imposible, Paulo
Coelho
Cuenta la leyenda que una joven mariposa -de cuerpo
frágil y sensible-volaba cierta tarde jugando con el viento, cuando vió una
estrella muy brillante, y se enamoró. Excitadísima, regresó inmediatamente a su
casa, loca por contar a su madre que había descubierto lo que era el amor. -¡Que
tontería! - fué la fría respuesta que escuchó.- Las estrellas no fueron hechas
para que las mariposas pudieran volar a su alrededor. Búscate un poste, o una
pantalla, y enamórate de algo así. Para eso fuimos creadas. Decepcionada, la
mariposa decidió simplemente ignorar el comentario de la madre, y se permitió
volver a alegrarse con su descubrimiento. "Que maravilla poder soñar", pensaba.
La noche siguiente la estrella continuaba en el mismo lugar, y ella decidió que
subiría hasta el cielo y volaría en torno a aquella luz radiante para
demostrarle su amor. Fue muy difícil sobrepasar la altura a la cual estaba
acostumbrada, pero consiguió subir algunos metros por encima de su nivel de
vuelo normal. Pensó que si cada día progresaba un poquito, terminaría llegando
hasta la estrella. Así que se armó de paciencia y comenzó a intentar vencer la
distancia que la separaba de su amor. Esperaba con ansiedad la llegada de la
noche, y cuando veía los primeros rayos de la estrella, agitaba ansiosamente sus
alas en dirección al firmamento. Su madre estaba cada vez más furiosa: -Estoy
decepcionada con mi hija -decía. Todas sus hermanas, primas y sobrinas ya tienen
lindas quemaduras en sus alas, provocadas por las lámparas. Solo el calor de una
lámpara es capaz de entusiasmar el corazón de una mariposa: Deberías dejar de
lado estos sueños inútiles y conseguir un amor posible de alcanzar. La joven
mariposa, irritada porque nadie respetaba lo que sentía, decidió irse de la
casa. Pero en el fondo -como, por otra parte, siempre sucede - quedó marcada por
las palabras de su madre, y consideró que ella tenía razón. Así, durante algún
tiempo, intento olvidar a la estrella y enamorarse de la luz de las pantallas de
casas suntuosas, de las luces que mostraban los colores de cuadros magníficos,
del fuego de las velas que quemaban en las más bellas catedrales del mundo. Pero
su corazón no conseguía olvidar a la estrella, y despues de ver que la vida sin
su verdadero amor no tenía sentido, resolvió reemprender su itinerario en
dirección al cielo. Noche tras noche intentaba volar lo más alto posible, pero
cuando la mañana llegaba, estaba con el cuerpo helado y el alma sumergida en la
tristeza. Entretanto, a medida que se iba haciendo mayor, pasó a prestar
atención a todo cuanto veía a su alrededor. Desde allá arriba podía vislumbrar
las ciudades llenas de luces, donde probablemente sus primas, hermanas y
sobrinas, ya habrían encontrado un amor. Veía las montañas heladas, los océanos
con olas gigantescas, las nubes que cambiaban de forma a cada minuto. La
mariposa comenzó a amar cada vez más a su estrella, porque era ella la que la
impulsaba a conocer un mundo tan rico y hermoso. Pasó mucho tiempo y un buen día
ella decidió volver a su casa. Fue entonces que supo por los vecinos que su
madre, sus hermanas, primas y sobrinas, y todas las mariposas que había
conocido, ya habían muerto quemadas en las lámparas y en las llmas de las velas,
destruídas por un amor que juzgaban fácil. La mariposa, aun cuando jamás haya
conseguido llegar hasta su estrella, vivió muchos años aún, descubriendo cada
noche cosas diferentes e interesantes. Y comprendiendo, que, a veces, los amores
imposibles traen muchas alegrías y beneficios que aquellos que están al alcance
de nuestras manos.
Paulo
Coelho
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