La preocupación por mantener el peso hace las personas que concurren a un supermercado o tienda de alimentos industrializados se fijen en las etiquetas de cada producto. Se trata, nada menos, que de monitorear los nutrientes y la cantidad de calorías que estarán consumiendo con cada uno de aquellos alimentos. El problema es que muchas de esas etiquetas están repletas de errores cuyo objetivo es confundir a los consumidores.
Según la ley vigente en la mayoría de los países de América latina, para que un producto sea considerado "light" debe contener una reducción de 25% en uno o todos los siguientes componentes: sodio, colesterol, azúcares o calorías, en comparación con la versión normal del mismo producto. Por caso, el pan para sándwiches normal, de unas 100 calorías por porción, debe tener menos de 75 calorías en la porción de su versión light.
Pero existen muchos artificios para burlarse de la normativa legal. En muchos casos los fabricantes no reducen las calorías, y en cambio disminuyen el tamaño de la porción. Por caso, el mismo pan que contiene 50 calorías por porción de 30 gramos, es ofrecido en su versión light de 35 calorías; sólo que en ese caso la porción contiene sólo 20 gramos.
Basta sacar unas simples cuentas para comprobar el absurdo, pero quienes no quieren hacer los cálculos anoten: el pan normal tiene 0,6 calorías por gramo y el light 0,54 calorías por gramo, una diferencia realmente insignificante. En algunos casos, ojo, los productos light -comparados en porciones iguales- terminan teniendo más calorías que los normales. Un absurdo total.
Por caso, en países con un amplio mercado como Brasil, sucede que hasta un 70% de los productos comunes pueden ser sustituidos por productos light de otras marcas, y el truco es siempre el mismo: la reducción de calorías no es tal.
Por caso, una galletita salada de determinada marca dice tener 100 calorías por cada 100 gramos del producto, y la galletita light de esa misma marca declara 75 calorías por cada 100 gramos del producto. Hasta ahí todo acorde con la normativa legal. Pero el consumidor quizá deja de comprar galletitas similares de otras marcas, que no tienen el rótulo de light, pero cargan con menos calorías: 50 calorías por 100 gramos; y hasta son más baratas.
Pero como el público busca la etiqueta light, termina comprando un producto más caro y que no contiene una gran reducción en las calorías.
Soy activista, en Brasil, para impulsar un proyecto de ley que clasifique a los productos por categorías. Por caso, para que un producto sea realmente light debe tener un mínimo de cantidad de calorías y no sólo 25% menos que las del producto original. Así el público podría comprar esos productos con más confianza y pagando el precio justo, porque los productos light son mucho más caros que los originales.
Y se trata de un tema muy serio, ya que en Brasil el 40 % de la población está encima de su peso ideal, y realmente confía en la información incluida en las etiquetas de los productos. Además de la obesidad, la hipertensión es otra grave dolencia que afecta a 30 millones de personas en este país. Pues héte aquí que algunos fideos "light" contienen más sodio en una porción que lo que una persona debería consumir en un día, lo cual para un hipertenso sería simple y llanamente como comer veneno. Es un crimen contra la salud pública. Vale recordar también que existen empresas serias que venden productos realmente light, pero en contrapartida están algunas multinacionales de renombre en el mercado que no se preocupan por ese problema y apenas se interesan en tener lucro a cualquier costo.
Contenido por: Flávio Bueno Especialidad: Personal Trainer
La preocupación por mantener el peso hace las personas que concurren a un supermercado o tienda de alimentos industrializados se fijen en las etiquetas de cada producto. Se trata, nada menos, que de monitorear los nutrientes y la cantidad de calorías que estarán consumiendo con cada uno de aquellos alimentos. El problema es que muchas de esas etiquetas están repletas de errores cuyo objetivo es confundir a los consumidores.
Según la ley vigente en la mayoría de los países de América latina, para que un producto sea considerado "light" debe contener una reducción de 25% en uno o todos los siguientes componentes: sodio, colesterol, azúcares o calorías, en comparación con la versión normal del mismo producto. Por caso, el pan para sándwiches normal, de unas 100 calorías por porción, debe tener menos de 75 calorías en la porción de su versión light.
Pero existen muchos artificios para burlarse de la normativa legal. En muchos casos los fabricantes no reducen las calorías, y en cambio disminuyen el tamaño de la porción. Por caso, el mismo pan que contiene 50 calorías por porción de 30 gramos, es ofrecido en su versión light de 35 calorías; sólo que en ese caso la porción contiene sólo 20 gramos.
Basta sacar unas simples cuentas para comprobar el absurdo, pero quienes no quieren hacer los cálculos anoten: el pan normal tiene 0,6 calorías por gramo y el light 0,54 calorías por gramo, una diferencia realmente insignificante. En algunos casos, ojo, los productos light -comparados en porciones iguales- terminan teniendo más calorías que los normales. Un absurdo total.
Por caso, en países con un amplio mercado como Brasil, sucede que hasta un 70% de los productos comunes pueden ser sustituidos por productos light de otras marcas, y el truco es siempre el mismo: la reducción de calorías no es tal.
Por caso, una galletita salada de determinada marca dice tener 100 calorías por cada 100 gramos del producto, y la galletita light de esa misma marca declara 75 calorías por cada 100 gramos del producto. Hasta ahí todo acorde con la normativa legal. Pero el consumidor quizá deja de comprar galletitas similares de otras marcas, que no tienen el rótulo de light, pero cargan con menos calorías: 50 calorías por 100 gramos; y hasta son más baratas.
Pero como el público busca la etiqueta light, termina comprando un producto más caro y que no contiene una gran reducción en las calorías.
Soy activista, en Brasil, para impulsar un proyecto de ley que clasifique a los productos por categorías. Por caso, para que un producto sea realmente light debe tener un mínimo de cantidad de calorías y no sólo 25% menos que las del producto original. Así el público podría comprar esos productos con más confianza y pagando el precio justo, porque los productos light son mucho más caros que los originales.
Y se trata de un tema muy serio, ya que en Brasil el 40 % de la población está encima de su peso ideal, y realmente confía en la información incluida en las etiquetas de los productos. Además de la obesidad, la hipertensión es otra grave dolencia que afecta a 30 millones de personas en este país. Pues héte aquí que algunos fideos "light" contienen más sodio en una porción que lo que una persona debería consumir en un día, lo cual para un hipertenso sería simple y llanamente como comer veneno. Es un crimen contra la salud pública. Vale recordar también que existen empresas serias que venden productos realmente light, pero en contrapartida están algunas multinacionales de renombre en el mercado que no se preocupan por ese problema y apenas se interesan en tener lucro a cualquier costo.
Contenido por: Flávio Bueno Especialidad: Personal Trainer
La preocupación por mantener el peso hace las personas que concurren a un supermercado o tienda de alimentos industrializados se fijen en las etiquetas de cada producto. Se trata, nada menos, que de monitorear los nutrientes y la cantidad de calorías que estarán consumiendo con cada uno de aquellos alimentos. El problema es que muchas de esas etiquetas están repletas de errores cuyo objetivo es confundir a los consumidores.
Según la ley vigente en la mayoría de los países de América latina, para que un producto sea considerado "light" debe contener una reducción de 25% en uno o todos los siguientes componentes: sodio, colesterol, azúcares o calorías, en comparación con la versión normal del mismo producto. Por caso, el pan para sándwiches normal, de unas 100 calorías por porción, debe tener menos de 75 calorías en la porción de su versión light.
Pero existen muchos artificios para burlarse de la normativa legal. En muchos casos los fabricantes no reducen las calorías, y en cambio disminuyen el tamaño de la porción. Por caso, el mismo pan que contiene 50 calorías por porción de 30 gramos, es ofrecido en su versión light de 35 calorías; sólo que en ese caso la porción contiene sólo 20 gramos.
Basta sacar unas simples cuentas para comprobar el absurdo, pero quienes no quieren hacer los cálculos anoten: el pan normal tiene 0,6 calorías por gramo y el light 0,54 calorías por gramo, una diferencia realmente insignificante. En algunos casos, ojo, los productos light -comparados en porciones iguales- terminan teniendo más calorías que los normales. Un absurdo total.
Por caso, en países con un amplio mercado como Brasil, sucede que hasta un 70% de los productos comunes pueden ser sustituidos por productos light de otras marcas, y el truco es siempre el mismo: la reducción de calorías no es tal.
Por caso, una galletita salada de determinada marca dice tener 100 calorías por cada 100 gramos del producto, y la galletita light de esa misma marca declara 75 calorías por cada 100 gramos del producto. Hasta ahí todo acorde con la normativa legal. Pero el consumidor quizá deja de comprar galletitas similares de otras marcas, que no tienen el rótulo de light, pero cargan con menos calorías: 50 calorías por 100 gramos; y hasta son más baratas.
Pero como el público busca la etiqueta light, termina comprando un producto más caro y que no contiene una gran reducción en las calorías.
Soy activista, en Brasil, para impulsar un proyecto de ley que clasifique a los productos por categorías. Por caso, para que un producto sea realmente light debe tener un mínimo de cantidad de calorías y no sólo 25% menos que las del producto original. Así el público podría comprar esos productos con más confianza y pagando el precio justo, porque los productos light son mucho más caros que los originales.
Y se trata de un tema muy serio, ya que en Brasil el 40 % de la población está encima de su peso ideal, y realmente confía en la información incluida en las etiquetas de los productos. Además de la obesidad, la hipertensión es otra grave dolencia que afecta a 30 millones de personas en este país. Pues héte aquí que algunos fideos "light" contienen más sodio en una porción que lo que una persona debería consumir en un día, lo cual para un hipertenso sería simple y llanamente como comer veneno. Es un crimen contra la salud pública. Vale recordar también que existen empresas serias que venden productos realmente light, pero en contrapartida están algunas multinacionales de renombre en el mercado que no se preocupan por ese problema y apenas se interesan en tener lucro a cualquier costo.
Contenido por: Flávio Bueno Especialidad: Personal Trainer
Ayssssss ! que mania con "los pesos ideales"... Pues está visto y muy comentado,por los D. Juanes de turno... Que las mujeres les gustan con "forma de guitarra" ...Que siii !!! y sino preguntar a los chicos del grupo... Besos --Ana--