Siempre me horrorizaron los encierros, de joven asistí en varias ocasiones, en diferentes pueblos, Autol, La rioja, y Sartaguda una localidad situada en la Ribera Alta de Navarra y otros, eran vacas, pero se las sabían todas, estaban tan acostumbradas que resquicio que veían, metían la cabeza con esos enormes cuernos y ya podías apartarte que ellas insistían en pasar.
He visitado las fiestas de San Fermín en Pamplona, pero pase de ver el encierros, me agobia tanta gente junta, necesito espacio para respirar.