Miércoles 20 de mayo del 2009 ¡Elijo la vida! Compromiso Para demostrar mi deseo de obtener mayor energía, vitalidad y fortaleza, me comprometo a pensar y actuar de un modo con el cual afirme vida. Al saber que mi cuerpo es un templo de Dios, lo cuido como cuidaría una creación sagrada que sin duda lo es. Consciente de mi naturaleza espiritual, tomo decisiones que promueven renovación y restauración de mi mente y cuerpo. Elijo alimentos que promueven salud y mantengo mi cuerpo en movimiento con actividades que son alegres y entretenidas. Ejercito mi fe con la comprensión de que soy vigorizado por el espíritu de Dios, mi manantial de salud y perfección. Prefiero las afirmaciones de vida porque siento los beneficios de una mente saludable que se expresa en un cuerpo saludable. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios?”—1 Corintios 6:19

Jueves 21 de mayo del 2009 Soy libre para soñar y cumplir mis sueños. Libre Mi libertad física es valiosa para mí. Aprecio la habilidad de ir y venir como me plazca y nunca doy esto por sentado. La libertad espiritual es aún más importante para mí. Mi mente está libre para planificar y soñar sin límites. Puedo llevar a cabo lo que sueño. El Dios morador es mi inspiración para establecer mis objetivos y mi sabiduría para poder alcanzarlos. Ayudo a los demás a ejercer su libertad alentándolos a tener éxito e inclusive a superar lo que ellos creen que es posible. La libertad del Espíritu en cada uno de nosotros nos da el poder de ser y hacer. Al contemplar el Espíritu del Cristo en mí y en los demás, veo el potencial ilimitado en nosotros y la libertad absoluta que es inherente en nuestra semejanza con Dios. “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”—Gálatas 5:1

Sábado 23 de mayo del 2009 Centrado espiritualmente, prosigo con el plan divino. Centrado Aunque me sienta satisfecho en mente y corazón cuando reflexiono sobre mi pasado, el Espíritu de Dios me alienta a continuar adelante. Centrado espiritualmente, no baso mis expectativas en el pasado —qué sucedió, con quién estaba, qué hice o dije. Los recuerdos pueden proveer inspiración o discernimiento, pero no permito que me restrinjan. En meditación devota, recibo nuevas revelaciones de inspiración divina. Veo limitaciones pasadas. Reconozco que tengo recursos, fortaleza y discernimiento. Mi comprensión se expande más allá de lo que yo hubiera generalmente considerado. Lleno de energía e ideas nuevas, me centro espiritualmente. En armonía con el Espíritu, de Dios prosigo con el plan divino. “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz, ¿no la conoceréis?” —Isaías 43:19

Domingo 24 de mayo del 2009 Me siento vigorizado y listo para emprender el día. Luz del Cristo La luz del Cristo brilla en mí, revelando que cada desafío es una oportunidad para que yo dé expresión a la sabiduría divina que es la esencia de mi existencia. Consciente del espíritu del Cristo morador, no presto atención a los retos e inquietudes que aparecen durante el día. Comienzo cada mañana nuevamente, vigorizado y listo para emprender el día. Para mantener el ímpetu, pongo cualquier preocupación o aprensión en la luz del Cristo. Afirmo: Cristo en mí es más poderoso que cualquier reto a mi mente y cuerpo. Mi pensamiento es claro. Mis conversaciones son significativas. Mi cuerpo es vigorizado. Tengo confianza y valor. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”— 2 Corintios 4:6

Martes 26 de mayo del 2009 Perdono y vivo de un modo renovado, y positivo. Perdonar Tengo sentimientos tanto de alivio como de fortaleza cuando perdono. Perdonar es verdaderamente el primer paso para olvidar los pesares y las ofensas pasadas. Un gran peso de negatividad se quita de mí y hago espacio para la energía constructiva y sustentadora. Adquiero un rol positivo en mi propia vida, mi comunidad y en mi mundo. Éste es un nuevo modo de vida en el que valoro cada creación milagrosa de Dios, tratando a todos con cariño y aprecio. No sólo siento satisfacción (felicidad momentánea), sino aún mejor, tengo el gozo infinito de saber que participo en el círculo del amor incondicional de Dios por toda la humanidad. A medida que perdono, me doy a mí mismo la bendición de ser libre para vivir satisfecho. “Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, perdonarás y actuarás; darás a cada uno, cuyo corazón tú conoces, conforme a sus caminos.”—1 Reyes 8:39

Miércoles 27 de mayo del 2009 Soy bendecido al darme libremente y dar lo que tengo. Reintegrar La frase “devolver el favor” me recuerda no solamente aceptar una gentileza con gratitud, sino también devolverla precisamente con generosidad. Sin embargo, no espero primero que alguien sea cortés conmigo para yo ser cortés con otros. Al compartir una idea, ayudar a un familiar o apoyar a un compañero de trabajo, me doy libremente, y al hacerlo soy bendecido. Coopero con mi comunidad porque sé que mucha gente ha venido antes que yo, preparando el camino. En oración, tomo tiempo para expresar mi gratitud a Dios. Bien dé a los demás algo intangible, como un cumplido, o pase un bien muy preciado, como una reliquia, siento gozo y cariño. Al esparcir riqueza y entregarla, hago espacio en el mundo para conseguir verdadera prosperidad y abundancia. “Más bienaventurado es dar que recibir.”—Hechos 20:35

Jueves 28 de mayo del 2009 Estoy lleno del gozo de la gracia sublime de Dios. Gracia Cuando paso unos momentos reflexionando en la gracia sublime de Dios, me lleno de gozo. La gracia es el amor divino que recibo en cualquier circunstancia o en todas, ahora y por siempre. La gracia me asegura que estoy siempre en la presencia de Dios. Me regocijo sabiendo que soy un hijo de Dios. Por lo tanto, soy amado incondicionalmente. Comprender esto me da fortaleza incluso en los momentos más difíciles. Tal vez perciba un momento en mi vida en el que haya orado por guía para mí, para un familiar o para un amigo porque necesitábamos orientación en las curvas del sendero de la vida. Al adecuarnos con la verdad de la gracia de Dios, todo es posible para nosotros. Cuán bendecido soy por la gracia sublime que fluye en mí, de mí y alrededor de mí cada momento de mi vida. “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”—1 Corintios 1:3

Viernes 29 de mayo del 2009 Soy la armonía del Cristo en expresión dondequiera que esté. Armonía Cuando surge discordia en mis relaciones dentro del hogar o en el trabajo, me detengo para tener un momento de reflexión. Considero la armonía que he observado antes entre la gente, tales como los atletas de un equipo y los músicos en una orquesta. Los atletas al cooperar mutuamente, logran ser el equipo ganador. Los músicos en una sinfonía logran la armonía perfecta cuando afinan sus instrumentos con los de los otros. Reconozco que el lograr armonía conlleva cooperación y compromiso. Tengo todo lo que necesito para mostrar armonía dondequiera que esté por el Espíritu del Cristo en mí. Al seguir la guía divina, soy bendecido. Bendigo a todos bien estén cercanos o distantes. Soy la armonía del Cristo en expresión. “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.”—Colosenses 3:12

Sábado 30 de mayo del 2009 Gracias Dios, por vida abundante. Agradecer La gratitud ilumina cualquier día. Así que hoy me propongo iluminar mi mundo demostrándole agradecimiento a Dios. Siento gratitud por todo lo que se me ha dado, por todos y toda situación que ha moldeado la vida que soy bendecido de vivir. De corazón, expreso mi cariño con palabras de gratitud por mi familia, mis amigos y colegas, y por aquellos que pasan por mi día sólo de manera breve. Les hago presente que reconozco sus contribuciones únicas, sus esfuerzos y los dones que comparten. Doy gracias hoy y en todo momento por las bendiciones y las oportunidades que disfruto. Con cada reconocimiento, desarrollo mi conciencia de Dios como mi fuente de abundancia. Mi vida reboza de la guía, el orden y la armonía divinos. Gracias Dios, por vida abundante. “¡Gracias a Dios por su don inefable!”—2 Corintios 9:15