Domingo 17 de mayo del 2009 Gracias Dios por quienes cuidan de otros de una manera especial. Cuidar de otros En todo el mundo, hay gente que cuida de adultos y niños de un modo afectuoso. Éstas personas necesitan atención bien sea ocasionalmente o diariamente. Las bendiciones que dan fluyen del Espíritu del Cristo en ellos, y ellos cumplen una responsabilidad sagrada que comparten con otras creaciones de Dios. Cuando no puedo estar presente para cuidar a mis seres queridos, oro por ellos. También oro por aquellos que proveen el cuidado que se necesita. Visualizo una escena en la que se dan y reciben tanto la bondad como la consideración, el respeto y la reverencia. Quienes cuidan de otros comprenden que sirven a Dios al cuidar de Sus creaciones valiosas. Consideran un honor dar de su tiempo, ofrecer sus conocimientos y compartir su fe de manera afectuosa y servicial. “Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos.”—1 Tesalonicenses 2:7

Lunes 18 de mayo del 2009 Con fe firme, entrego todo a Dios. La paz llena mi alma. Paz interna A veces quizás me sienta abrumado al llevar a cabo las responsabilidades y tareas que se esperan de mí. Las circunstancias pueden girar fuera de control. Las noticias inesperadas posiblemente aviven sentimientos de temor. Entonces ¿que puedo hacer? Al tranquilizarme y respirar profundamente, recuerdo las palabras de un himno antiguo: “Todo está bien en mi alma”. Paso unos momentos en oración sabiendo que todo está bien en espíritu y en verdad. Cuando deseo alejarme de una situación negativa, posiblemente me vaya a caminar, lo cual vigoriza mi mente y cuerpo. Mis pensamientos se clarifican para tomar decisiones positivas y elegir convenientemente. Me relajo y entrego todo al orden divino que se mueve continuamente en mi vida. La paz llena mi alma. “Estad quietos y conoced que yo soy Dios.” —Salmo 46:10