VACACIONES INOLVIDABLES CON LOS ABUELOS
Fernando González G.
Esta temporada de vacaciones puede resultar magnífica oportunidad para promover el acercamiento entre nietos y abuelos, quienes tienen la posibilidad de enriquecerse con el intercambio de experiencias y el conocimiento mutuo.
Muchas veces, la temporada de vacaciones es vista como un problema, pues en ocasiones los padres están envueltos en obligaciones laborales que les impiden planificar un viaje con toda la familia. Ante ello, se abre la oportunidad para que nietos y abuelos convivan cercanamente y establezcan una retroalimentación que sin duda los hará crecer como seres humanos.
Algunos jefes de familia creen que sus hijos pasarán momentos aburridos o que los abuelos serán incapaces de vigilar la seguridad de los pequeños, pero es mejor apostar por el gran deseo que tendrán por establecer vínculos cercanos con sus nietos, sobre todo si el tiempo que regularmente tienen para convivir es limitado.
Sin embargo, si usted contempla que sus hijos visiten esta temporada a los abuelos, es recomendable que tome en cuenta su opinión, porque tal vez prefieran tomar un curso de verano, emprender una aventura en solitario o ser parte de un grupo que vaya a acampar. Por ello, es necesario evaluar si el pequeño o adolescente tiene verdaderos deseos de dedicar su tiempo libre a permanecer junto a ellos.
Lo cierto es que, con los abuelos, los niños estarán expuestos a otro tipo de experiencias, conocerán anécdotas y relatos del pasado reciente, y comprenderán que muchas cosas eran completamente diferentes hace unos cuantos años. Seguramente se sorprenderán al saber que no siempre existieron las videocaseteras o las computadoras, al mismo tiempo que podrán entender por qué sus abuelos son inexpertos en el uso de Internet o los videojuegos.
Asimismo, los viejos tendrán la oportunidad de participar del gusto por algunas de las actividades de sus nietos: podrán sentir la emoción que brindan los modernos juegos mecánicos, e integrarse al mundo de héroes animados que sus nietos conocen a través de la televisión.
Pero también existen otras posibilidades, las cuales pueden ser una diversión compartida: la visita a los lugares tradicionales del sitio donde radiquen los abuelos, museos, ferias o una expedición por el campo que los enfrente con la naturaleza, oportunidad inigualable para que el pequeño aprecie las diferencias que tiene este ambiente con aquel en el que se desenvuelve habitualmente.
Si, por el contrario, los abuelos son los que visitan la casa paterna, podrá "responsabilizar" a sus hijos de la atención que se les brinde, situación ideal para que los chicos entiendan que merecen paciencia y comprensión, pues ya no pueden ser tan ágiles o rápidos, y que a cambio de su incapacidad física ofrecen un abanico de sabios consejos que seguramente recordarán por siempre.
La convivencia entre nietos y abuelos puede convertirse en una aventura divertida y didáctica, tan interesante que hará que este tipo de encuentros se repitan con mayor frecuencia. Quizá la próxima vez que se platique al respecto sus hijos levanten la mano y expresen gustosamente, ¡vamos con el abuelo!