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Lecciones de amor -
Edith
Piaf.-
![Imagen11_jpg-PIAF-PRIMERA-](https://byfiles.storage.live.com/y1paZLDj7jQwcvDvL8sciAxyL9zAk1WK2SvIs58bPdlg6m7NF-ZAuard2JbzzVsLD6dWgylZn3tEe8/Imagen11_jpg-PIAF-PRIMERA-.jpg?psid=1)
![Imagen10_jpg-PIAF-2-](https://byfiles.storage.live.com/y1pwqDCKsvUID-TK5wvfVAppb_yQ1eNeiB4H_4Pe2C5hnhTyQqK0jdOBE2BNQAk88SteJOQM1UeyQ8/Imagen10_jpg-PIAF-2-.jpg?psid=1)
Nació con el nombre de Edith
Giovanna Gassion, hija de una cantante ambulante y de un acróbata de circo que
la abandonó antes de que ella naciera. Su madre a punto de dar a luz, no alcanzó
a llegar a la maternidad y Edith nació en plena calle debajo de una farola
frente al número 72 de la rue de Belleville en París el 19 de diciembre de 1915.
La mujer era demasiado pobre para
criarla y se la entrega al cuidado de su abuela materna, quien en vez de tetero
la alimentaba con vino, con la excusa de que así se eliminaban los microbios.
Después la entrega a su padre, quien está a punto de ir al frente en la Primera
Guerra Mundial, lo que lo lleva a dejar a la niña con su abuela paterna (dueña
una casa de prostitución en Bernay, Normandía) donde Edith es criada por las
prostitutas de la casa.
Cuando apenas tenía cuatro
años, una meningitis la dejó ciega, pero poco después recobró la vista gracias,
según explicó su abuela, al devoto peregrinaje a la iglesia de Santa Teresita
del Niño Jesús, en Lisieux, que la mujer hizo con su nieta.
Lisieux es una ciudad francesa,
situada en el departamento de Calvados, en la región de la Baja
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Lisieux es una ciudad francesa,
situada en el departamento de Calvados, en la región de la Baja
Normandía.
Si los primeros años de la
vida de Edith fueron difíciles, los de su adolescencia fueron peores. Cuando
apenas tenía diez años su padre enfermó gravemente y la pequeña empezó a cantar
por la calle, recogiendo las monedas que los transeúntes le arrojaban.
En aquellas primeras actuaciones,
Edith sólo cantaba la Marsellesa, el himno nacional francés, porque esa era la
única canción que conocía.
Al finalizar la Primera Guerra
Mundial, su padre vuelve del frente y la lleva consigo a vivir la vida de los
artistas de los pequeños circos itinerantes, luego la del artista ambulante,
independiente y miserable. Edith revela su talento y su excepcional voz en las
canciones populares que canta en las calles junto a su padre, tal como su madre
lo hacía.
En 1933, a los 17 años, tiene
una hija con su amante Louis Dupont, llamada Marcelle, que muere de meningitis a
los dos años de edad, en 1935.Su autobiografía se titula Au bal du
chance
Bueno, pero hablamos de
Lecciones de amor, así que adentrémonos en su vida
sentimental.
Edith a pesar de no ser
precisamente una mujer guapa, y de medir apenas 1,53 m de estatura, era una de
esas femmes fatale que emanan un encanto especial y que hacía que los hombres
cayeran rendidos a sus pies.
Por su vida pasaron desde sus
inicios, pequeños rufianes, artistas callejeros y después hasta hombres famosos
como Marlon Brando, Yves Montand, Charles Aznavour, o Georges Moustaki. Jugaba a
deslumbrar, los conquistaba y los abandonaba. También sucumbieron a sus encantos
el famoso campeón de boxeo Marcel Cerdan y actores como John Garfield.
![Imagen18_jpg-PIAF-7-](https://byfiles.storage.live.com/y1pE04Uk98nhDYPaldn91zX2OzCWNcmrq5oJnXAuy6n9NQBz-2_sA0WSom363VOTt68RuVpab015Nw/Imagen18_jpg-PIAF-7-.jpg?psid=1)
Incluso la famosísima Marlene
Dietrich, que le regaló un diamante de un cuarto de kilo por una apasionada
noche de amor.
“Durante cuatro años viví casi
como un animal o una loca: nada existía para mí más allá del momento en que me
era aplicada mi inyección y sentía por fin el efecto de la droga”.
Edith seguía viviendo “La vie en
rose ",a pesar de un terrible accidente automovilístico en el que sufrió varias
fracturas. Los médicos le prescribieron morfina, a la que rápidamente se hizo
adicta.
Piaf se inyectaba, a través de su
ropa y medias, momentos antes de subir al escenario. La única vez que actuó sin
morfina fue un desastre, y salió abucheada por su público.
También empezó a
beber sin control y sus amigos intentaron que dejara ese hábito, llegando
incluso a esconderle las botellas de alcohol, pero tampoco no funcionó.De todas
formas su público la adoraba, pues era el ícono de Francia de la postguerra, una
diva consagrada.
Sin embargo, esta vida
desenfrenada que no la llenaba ni la hacía feliz, era la única que tenía y la
disfrutaba, la que asumía como parte de su esencia, por eso es que cada vez que
cantaba a viva voz la famosa canción - que la identificaba perfectamente - "Non,
Je Ne Regrette Rien ,non,-je-ne-regrette-rien--" (No, no me arrepiento de nada),
se le llenaban los ojos de lágrimas.
![Imagen15_jpg-PIAF-5-](https://byfiles.storage.live.com/y1pHE5oULU2Tn04OzTxkrTOSdmzgH252TDAdhz0Jp5XCoJ06vt6s37WrCGuB2qkIbnEH8RbgMFHM7Y/Imagen15_jpg-PIAF-5-.jpg?psid=1)
Llegó a sus 46 años bien
recorridos, y sin saber cómo, encontró de pronto al gran amor de su vida. Se
involucró en una relación que sorprendió al mundo.
Se enamoró locamente de Théo
Sarapo, un joven griego 20 años menor que ella.
![Imagen20_jpg-PIAF-8-](https://byfiles.storage.live.com/y1ppJXMdBUNW0wM_MOm2bVijdPGEWoA33nJwovKeBuT-ZZBLUitc060ibyrmqlSaIcK6psHoEknVrU/Imagen20_jpg-PIAF-8-.jpg?psid=1)
![Imagen17_jpg-PIAF-6-](https://byfiles.storage.live.com/y1pE04Uk98nhDZN0pXlIJx1xdDqvChOgnemkOwZCXumfvP-2inv4_KgjL4bACNCm034pJrPijQoC4w/Imagen17_jpg-PIAF-6-.jpg?psid=1)
Edith aseguraba que éste era
el definitivo y más grande amor de su vida. Se casó con él y todo el mundo pensó
que se trataba de un “gigoló” que quería aprovecharse de su
fortuna.
Para la gente fue difícil creer en el amor de una mujer
mayor y famosa con un joven adonis griego, pero Edith gritó a los cuatro vientos
que Théo era el único hombre que había amado.
![Imagen23_jpg-PIAF-10-](https://byfiles.storage.live.com/y1psfHegDUYQQO87n-XtsGzobbtI3UQ2_tRMtr2rP7BvcG2NTKFMvDA2IF_Uxp3ynNYtT41dMq9b9E/Imagen23_jpg-PIAF-10-.jpg?psid=1)
![Imagen24_jpg-PIAF-11-](https://byfiles.storage.live.com/y1pWQCUPYdzolhe50qFvPXWYA840yPvCMXwrkd5id4wX1wmZuKBSHpMtSMcgLdAWFDQAJ2aS5Ex4C4/Imagen24_jpg-PIAF-11-.jpg?psid=1)
Un año después de casarse con el
joven griego, en 1963, Edith Piaf murió en su casa del Boulevard Lannes a la
edad de 47 años, víctima de una cirrosis avanzada y con sus facciones
deterioradas debido a la morfina. El gran amor de su vida sólo le duró un
año.
Théo Sarapo fue el único heredero
de Edith Piaf. Los derechos discográficos, de autor y cinematográficos fueron a
parar a su cuenta bancaria. Eso confirmaba las sospechas de la
gente.
La imagen de gigoló,
inescrupuloso y aprovechador, se extendió por todo el mundo, mientras el
silencio del griego confirmaba todas esas sospechas. Sin embargo, siete años
después Théo Sarapo volvió a ser noticia de primera plana en los periódicos. Se
había suicidado.
Sobrevivió hasta agotar la “fabulosa” herencia recibida de
su mujer, es decir, una lista interminable de deudas.
La enfermedad y adicción de Edith
Piaf la había dejado en bancarrota y con las deudas hasta el cuello.
Théo Sarapo, en silencio, las fue
pagando como pudo, una tras otra, y así hasta dejar totalmente limpio el sagrado
nombre de su amada.
Cuando
llegó a pagar el último centavo se quitó la vida. ¿Para qué la quería si no
podía compartirla con el único amor de su vida?
En su mesilla de noche hallaron
una tarjeta que decía: "Pour toi Edith, mon amour".
Théo Sarapo le enseñó al
mundo y a sus detractores otra hermosa lección de amor. Durante los siete años
que demoró pagar las deudas de su amada Edith, jamás se lo vio con otra
mujer.Fue enterrado junto a ella. Al fin estarían juntos otra vez, para cantar a
dúo desde el más allá:
No! no me arrepiento de nada. Ni
del bien que me han hecho, Ni del mal, Todo eso me da igual! No! no me
arrepiento de nada. Todo está pagado, barrido, olvidado... Me importa un bledo
el pasado! Con mis recuerdos, he encendido el fuego, mis penas, mis placeres… Ya
no los necesito! Barrí todos los amores y todos sus temblores, los barrí para
siempre, vuelvo a empezar de cero. No! no me arrepiento de nada. Porque mi vida,
Porque mis alegrías, Hoy comienzan contigo...
Por eso hoy quise contarles esta
historia. Porque la gente siempre juzga con ligereza, porque los prejuicios y la
suspicacia empañan muchas veces el verdadero amor y las buenas intenciones.
También porque Edith nos demostró que no se necesita toda una vida para amar y
disfrutar, porque nos enseñó que un año es suficiente para pasar "el resto de tu
vida" con esa persona especial.
Por eso, también se llama Lecciones de
amor.
![Imagen25_jpg-PIAF-12-](https://byfiles.storage.live.com/y1pUxMQH_7fr2lyJnF7tBQ4lQosGMVNuxMRj0OemM9mWJV44rMalFoF9FZUh2GoeNWsMKpzFSnGiRo/Imagen25_jpg-PIAF-12-.jpg?psid=1)
![Imagen26_jpg-PIAF-ULTIMA-](https://byfiles.storage.live.com/y1pTICYqRmgot_7MyjVOpx5YSsV2pz7q2dQ7FT5_z8grw-IBo-zS6CzK1SNFNlfS5GGdD2mpCWlFp0/Imagen26_jpg-PIAF-ULTIMA-.jpg?psid=1)
![Imagen7_jpg-MARIANELA](https://byfiles.storage.live.com/y1pory3KWM8nf0ZdjMaQ82LsYCe70zVV933OuzYCR3dxLA73fDoWvh9zVAON_s8OtCZ7dMjW23MVL4/Imagen7_jpg-MARIANELA.jpg?psid=1)