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De: marianela 50 (Mensaje original) |
Enviado: 11/10/2011 06:37 |
La
ira
Casi todos hemos tenido oportunidad de ver, en alguna ocasión, una
persona dominada por la ira.
Su aspecto, sus modales y sus palabras infunden
temor y, a la vez, una profunda compasión
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La
ira es un sentimiento intensamente negativo, que brota y arraiga fácilmente en
el alma de quienes están poseídos de amor propio, de orgullo, de vanidad, y
pretenden que quienes lo rodean les obedezcan ciegamente sin contradecir jamás
sus deseos, ideas o disposiciones, pues su orgullo los hace sentirse superiores
a los demás y con derecho a exigirles obediencia y sumisión.
Por eso, cuando los hechos o las palabras de otras personas no coinciden con
sus ideas, deseos o conveniencias, o simplemente les molestan, toda la fuerza de
esos sentimientos negativos estalla, nublándoles la mente e impidiéndoles
razonar.En su ofuscación se sienten atacados, aunque nadie los ataque, e
impulsados a tomar represalias por ofensas que, casi siempre, sólo existen en su
imaginación.Cuando más se deja arrastra una persona por el bajo impulso de la
ira, más y más ésta se arraiga en su alma, llenando su vida de rencor y
descontento por todo.
Por otra parte, el estado de excitación que la ira provoca en la persona
produce en ella un desequilibrio nervioso que además de evidenciarse en su
aspecto y ademanes, puede producir trastornos fisiológicos de toda índole en su
organismo, originando alteraciones que suelen tener consecuencias muy
desagradables.
Todo esto nos demuestra lo perjudicial y hasta funesta que resulta la ira
para nuestra alma y para nuestro cuerpo, y lo importante que es evitarla y
rechazar, con todas nuestras fuerzas, cualquier asomo de ella.
La ira no brota en el alma de quienes son verdaderamente humildes, de quienes
aman a todos, de quienes tratan constantemente de perfeccionarse, sino en el
alma de aquellos que, como dijimos, se aman excesivamente a sí mismos, son
orgullosos y se sienten superiores a los demás. Esto nos demuestra los
beneficios de vivir en el amor y en la humildad y, también, la necesidad de
analizar permanentemente nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones, a fin
de eliminar de nuestra alma el amor propio, origen de tantos y tantos males.
Cuando veamos a una persona dominada por la ira, deberemos considerarla como
gravemente enferma pues la ira es una grave enfermedad del alma €“ y nuestra
reacción no deberá ser de enojo ni de rechazo, sino de amorosa compasión,
procurando ayudarle - con nuestros buenos deseos y nuestros buenos pensamientos
€“ a dominar esa enfermedad del alma y liberarse de ella.
En esa forma estaremos obrando de acuerdo con la Ley Divina del Amor.
Autor desconocido
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De: SEHILA |
Enviado: 11/10/2011 07:20 |
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De: SASHASS |
Enviado: 13/10/2011 01:21 |
MUY BUENO EL TEXTO MARIANELA,,,GRACIAS POR COMPARTIRLO,,,
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