Esto último no le pasó
nunca a la tía Ofelia, porque a ella la vida la cercó varias veces con su
arbitrariedad y sus infortunios, pero mi tía jamás abrumó a nadie con la
historia de sus pesares. Dicen que fueron muchos, pero nadie sabe siquiera
cuántos, y menos las causas, porque ella se encargó de borrarlos cada mañana del
recuerdo ajeno.
Era una mujer de brazos
fuertes y expresión juguetona, tenía una risa suave y contagiosa que supo soltar
siempre en el momento adecuado. En cambio, nadie la vio, jamás, llorar.
A veces le dolían el
aire y la tierra que pisaba, el sol de amanecer, la cuenca de los ojos. Le dolía
como un vértigo el recuerdo y como la peor amenaza el futuro. Un tiempo
despertaba a media noche con la certidumbre de que se partiría en dos, segura de
que dolor se la comería de golpe. Pero apenas había luz para todos, ella se
levantaba, se ponía la risa, se acomodaba el brillo en las pestañas y salía a
convivir con los demás como si los pesares la hicieran flotar.
Nadie se atrevió nunca a
compadecerla. Era tan extravagante su fortaleza, que la gente empezó a buscarla
para pedirle ayuda. ¿Cuál era su secreto? ¿Quién amparaba sus aflicciones? ¿De
dónde sacaba el talento que la mantenía erguida frente a las peores desgracias?
Un día le contó su secreto a una mujer joven cuya pena parecía no tener remedio:
“Hay muchas manera de
dividir a los seres humanos”, le dijo. “Yo los divido entre los que se arrugan
para arriba y los que se arrugan para abajo. Y quiero pertenecer a los primeros.
Quiero que mi cara de vieja no sea triste, quiero tener las arrugas de la risa y
llevármelas conmigo al otro mundo. Quién sabe lo que habrá que enfrentar allá.”
Punto y aparte: Hoy en
la mañana recordé a esta mujer y quise traerla aquí, por si alguien necesita
acompañarse el deseo de andar alegre.
Sobre Angeles Mastretta:
Ángeles Mastretta es
escritora. Quizás ninguna otra vocación le guste más. Sin embargo, también puede
ser escucha incondicional, cantante insoportable, conversadora irredenta. Hace
su trabajo sin la debida asiduidad, pero cuando quiere consigue abismarse en lo
que ama. Nació y vive en México.
Sus libros son
'Arráncame la vida', 'Mujeres de ojos grandes',' Mal de amores', 'Puerto Libre',
'El mundo iluminado', 'El cielo de los leones', 'Ninguna eternidad como la mía'
y 'Maridos'. Están publicados en todo el mundo de habla hispana y viajan con
asiduidad por los idiomas varios de otros mundos. Han sido traducidos a veinte
idiomas.
http://lacomunidad.elpais.com/puerto-libre/2011/10/18/las-arrugas-la-risa