Para romper mis “cadenas”, ME SOBRA:
Orgullo, egoísmo. El “dios” de mi YO.
Mal genio. Mal carácter. “petulancia”.
Prepotencia, agresividad, violencia.
Espíritu comodón, criticón y envidioso.
El juicio malévolo, falso y atrevido.
“Sibaritismo” y refinamiento superfluo, en comer y vestir, olvidando el hambre y dolor de tantos seres humanos.
Pereza en el cumplimiento del deber.
“Atrofia” de corazón para descubrir a Dios que tanto me ama.
El pecado, no sólo el grave, sino el venial que enfría, “embota” el alma y destruye la ilusión de seguir a Jesús.
El “consumismo” tantas veces innecesario y caprichoso.
“Respeto humano” (miedo) para decir que soy de Cristo e hijo de la Iglesia.
Inconsciencia (cerrar los ojos) ante el paro, los sin techo, el cáncer, el sida,… ¿me divierto en exceso, con grave irresponsabilidad inhumana y anticristiana?
Superficialidad, ¿cuántos viven sin pensar en el sufrimiento de muchas personas?
Gran desvarío, al no recordar que tengo un alma que salvar y una eternidad que gozar.