![Captura de pantalla 2010-09-16 a las 23.49.57](http://artenara.files.wordpress.com/2010/09/captura-de-pantalla-2010-09-16-a-las-23-49-571.png?w=450&h=311)
Fija plazos para todos los objetivos que sean
tangibles y medibles, tales como un incremento en los ingresos o en el
patrimonio neto, la pérdida de un cierto número de kilos o correr un determinado
número de kilómetros. Pero no establezcas fechas límites para objetivos
intangibles como desarrollar la paciencia, amabilidad, autodisciplina y otras
cualidades personales.
Cuando estableces un plazo para un objetivo tangible,
lo programas en tu mente y activas el “sistema compulsivo” de tu subconsciente,
el cual te asegura que, como muy tarde, alcanzarás dicho objetivo por esas
fechas.
Cuando estableces una fecha límite para el desarrollo
de una cualidad personal, este mismo sistema compulsivo asegura que tu fecha
límite será el primer día en que comiences a demostrar realmente la cualidad que
has elegido.
A menudo la gente se resiste a establecer plazos por miedo a no
conseguir sus objetivos en la fecha fijada. Hacen todo lo posible, incluso dejar
en el aire la fecha de consecución, para así evitar una posible sensación de
frustración.
¿Qué ocurre si estableces un objetivo y un plazo y no
lo alcanzas en la fecha límite establecida? No ocurre nada; lo único que tienes
que hacer es fijarte otro plazo. Esto sólo quiere decir que no estás todavía
preparado, que hiciste una previsión errónea o que fuiste excesivamente
optimista.
Si
no consigues tu objetivo en el nuevo plazo, fíjate otro plazo más hasta que
finalmente lo alcances. Mi amigo Don Hutson, preparador de vendedores, dice que
“no hay objetivos irreales, sino plazos irreales”.
No obstante, si tus metas
son lo suficientemente realistas y tus planes lo suficientemente detallados y si
además observas estos planes con la máxima fe, es muy probable que en el ochenta
por ciento de los casos alcances tu objetivo en la fecha
marcada.
Si
tu propósito principal definido tiene un plazo de dos, tres o cinco años, el
paso siguiente a dar es dividir este objetivo en subobjetivos a noventa días y
luego subdividir éstos en otros de treinta días.
Con tu objetivo a largo plazo representando tu monte
Olimpo, te será fácil establecer objetivos realistas a corto y medio plazo, lo
que te permitirá progresar día a día de forma continua y
uniforme.
Autor desconocido
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