Eugenia Plano
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Así lo confirma un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Yale
University, en Connecticut, quien trabajó en la investigación publicada en
Journal of Clinical Investigation. 'Las personas delgadas serían capaces de
reunir más defensas mentales que los obesos para resistirse a los alimentos
tentadores con muchas calorías', confirma el estudio.
La investigación se realizó mediante diversos estudios que monitorearon los
controles cerebrales de personas delgadas e individuos con sobrepeso. Se les
mostró una serie de fotos de alimentos con alto contenido calórico y así se
produjeron dos reacciones absolutamente distintas: aquellos que se encontraban
en su peso normal, mostraron una mayor actividad en una región del cerebro usada
para controlar el impulso, mientras que los obesos mostraron poca actividad en
esa zona cerebral.
La investigación revela que más allá de las cuestiones psicológicas,
culturales o sociales, la variable biológica es preponderante: 'Creo que
esencialmente habría razones biológicas de por qué las personas no pueden
controlar su deseo por la comida', dijo Robert Sherwin uno de los responsables
del estudio realizada la Escuela de Medicina de la Yale University. La
investigación tuvo como misión principal establecer y comprender los procesos
biológicos subyacentes que contribuyen a la obesidad, una condición que afecta a
más de un tercio de los adultos y a casi el 17% de los niños de Estados Unidos y
además, se está convirtiendo en una epidemia global.
Para ejecutar la investigación se incluyeron 14 voluntarios saludables –nueve
delgados y cinco obesos- que pasaron por controles cerebrales dos horas después
de comer. Los investigadores manipularon los niveles de azúcar en sangre,
evaluando a los individuos cuando tenían cantidades normales y bajas de glucosa.
Los profesionales de Yale y de la University of Southern California usaron
imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) para evaluar qué zonas del
cerebro se activan cuando una persona es sometida a imágenes de alimentos altos
en calorías, comidas saludables como frutas y vegetales, y otras cosas que no
son alimentos.
Cómo resultado los investigadores hallaron que cuando los niveles de azúcar
en sangre eran bajos, regiones del cerebro llamadas ínsula y núcleo estriado
-vinculadas con las recompensas- estaban activas, señalando un deseo de comer.
Así, la corteza prefrontal, que normalmente desalienta los deseos de comer, era
menos capaz de poner límite a las señales generadas desde el estriado para
alimentarse.
Esta última característica se dio fundamentalmente, en las personas evaluadas
que tenían sobrepeso, a quienes se les mostraron fotos de alimentos elevados en
calorías. Pero cuando los niveles de azúcar en sangre eran normales, los sujetos
delgados mostraron una mayor actividad en la corteza prefrontal y eso redujo la
actividad en las regiones cerebrales vinculadas con las recompensas.Robert
Sherwin explicó que 'se trata de un controlador, una función superior que
controla los centros de recompensa. Ese controlador es deficiente en las
personas con obesidad. En ellas no se activa ese sistema'.