Cuando la perfección
es imperfecta
Sienten que si ellos
no están presentes, todo se derrumba.
Así
experimentan una sensación de frustración constante
ya que
estar en todo y en todo momento es una misión imposible.
Eugenia Plano
www.vidapositiva.com
Buscar la perfección puede verse
como una cualidad pero en exceso se convierte rápidamente en una tarea que
perjudica a quien la padece y a su entorno.
¿Cuáles son las principales
características de este tipo de personalidades?
La Coach y periodista,
Merlina Meiler, lo explica: 'Son personas que viven pendientes de los
detalles. En el hogar, la pulcritud y el orden son moneda corriente. En el
trabajo, se destacan por recordar números, nombres, fechas, por encontrar
cualquier documento apenas alguien lo necesita o y por estar al tanto incluso de
temas que les conciernen a otros'.
Los perfeccionistas no sólo
necesitan recrear cierto orden y disciplina en su propia rutina. Les cuesta
extremadamente, tolerar el desorden o la desorganización ajena, y entonces cómo
consideran que los otros no pueden estructurarse según sus normas, deciden
realizar el trabajo por ellos.
La presión con la que realizan
cada una de sus actividades es de una gran intensidad ya que su incapacidad para
delegar se debe, en parte, en sentir que todo depende de ellos. Esta exigencia
la transmiten permanentemente, a su entorno más inmediato. 'Recrean esta
exigencia en sus hijos y en su pareja, ya que piensan que es lo mejor para él o
ella en lo individual y en lo que les atañe a los dos juntos y como familia',
destaca Meiler.
La consultora agrega que este
tipo de personalidades nunca consideran esta exigencia como un defecto sino más
bien consideran este rasgo de su personalidad como una de sus principales
virtudes.
La búsqueda de la excelencia sea
quizá una de las cualidades que más motiva a la hora de concretar un proyecto, y
que su resultado sea exitoso. Pero, como sucede en todos los aspectos de la vida
cualquier tipo de exceso resulta perjudicial para quien lo comete como para
quienes lo rodean. Creer que el trabajo, la pareja, la familia y todos sus actos
dependen de nosotros no es más que una subestimación hacia los otros y cierta
omnipotencia sobre uno mismo.
'El ser extremadamente detallista
conlleva una gran desventaja: no poder disfrutar de lo que se presenta, ya que
siempre encuentran defectos o vacíos en todo, lo que genera una frustración
constante', agrega Meiler. Ver errores propios y ajenos es una constante que un
perfeccionista vive en su día a día y así, la capacidad de disfrute está
limitada a no poder lograr el canon de excelencia en todo lo que le rodea. La
idealización y expectativas sobre sus proyectos nunca alcanzan el nivel de lo
que resulta en la realidad.
Entonces, ¿cuál es la solución
para detener este nivel de perfección imposible de alcanzar?
Meiler recomienda que este tipo
de personalidad debe comenzar a mirar lo general y no lo particular. 'Considerar
a otro en su totalidad, en el conjunto de conductas y en su trato en general y
no detenerse sobre un pequeño gesto o una frase poco afortunada', destaca.
Desestimar a un semejante no es
más que subestimarse a sí mismo en las elecciones propias. Confiar y saber
delegar en nuestra pareja, familia o compañeros de trabajo es contribuir al
trabajo en equipo y la unión.
La perfección es un ideal
inalcanzable, creer en quienes nos acompañan es una cualidad que suma a todo
proyecto.
VP.com
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