No te olvides de lo grande
que fuiste de
niño
Es hora, de acordarnos del
niño que fuimos
para
ser el adulto que queremos ser.
Nunca
es tarde para volver a imaginar y hacer
Eugenia Plano
www.vidapositiva.com
La vida cotidiana nos ocupa,
abruma , nos agobia. Y así se acumulan las horas, los días, los meses y los años
casi sin darnos cuenta dejamos de soñar. Cuando nos vamos convirtiendo en
adultos, adormecemos la capacidad de imaginar qué queremos ser. Consideramos que
ya somos. Creemos que las esperanzas son el patrimonio de la infancia.
¿Te acordás aquellos enormes
momentos en los que sentado en el patio de tu casa pensabas en lo que ibas a ser
cuándo seas grande? Soñabás con ser mamá o papá, médico, veterinario,
astronauta, músico, un héroe que salvaba al planeta de un peligro inminente o
presidente. Grandes anhelos que tu imaginación convertía en realidad ¿Cómo? Con
una capa cambiabas al mundo. Con un maletín viejo ibas al trabajo. Con tu
mascota te ibas de aventura a tierras desconocidas. Con una varita convertías lo
insulso en lo grandioso.
Así, de simple y conmovedor un
niño convierte lo gris en maravilloso. La sencillez con la que elaboran su
entorno es absolutamente, poética. Hoy para experimentar un instante de aquella
ilusión debemos recurrir a la memoria.Pero, si en la infancia fuimos quienes
soñamos con ser los protagonistas de un mundo mejor, ¿por qué cuando alcanzamos
la edad para hacerlo no podemos llevarlo a cabo?
Los refutadotes de la esperanza
tienen argumentos aparentemente tan racionales como válidos: no tenemos la misma
realidad, las obligaciones no dejan espacio para los sueños de la niñez, nos
damos cuenta que el mundo es un lugar en el cual hay que sobrevivir, no hay
tiempo para llevar a cabo lo pendiente. Y así, podemos reproducir millones de
argumentos que seguramente, aparecen como ciertos.
Pero, cabe realizar una pregunta
a este tipo de refutaciones de los sueños:
¿No hay en el mundo millones de
niños que sufren carencias familiares, educativas, alimentarias y de todo tipo y
no dejan de soñar? Hagan la prueba, si hay una constante en los niños es que con
sus sufrimientos y dolores a cuestas, siguen imaginando y luchando por su mundo
mejor. Proyectan en sus juegos la familia que les gustaría tener, la profesión
de sus sueños o simplemente, imaginan mirando a las estrellas que un día ellos
podrán cambiar el mundo, uno distinto al que les tocó en suerte.
Entonces, con realidades ajenas,
difíciles y hasta crueles millones de niños sueñan ¿Cuál es nuestra excusa hoy?
Somos adultos y por ello somos capaces a través del sacrificio, el trabajo y el
empeño de poder soñar y poco a poco concretar aquello que nos propusimos en el
pasado, en el presente o queremos para el futuro.
Los chicos no eligen, nosotros ya
somos responsables de poder revertir aquello con lo que no estamos de acuerdo,
construir los vínculos que deseamos o trabajar para cambiar nuestra realidad.
VP.com
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