La pasión, esa fuerza poderosa
Parece un inevitable, como si el destino, el azar o una fuerza
poderosa hubiera elegido por
nosotros,
esta
sensación es la que experimentamos con la pasión
Eugenia Plano
www.vidapositiva.com
Un gran periodista, guionista y
cómico argentino llamado Jorge Ginzburg, contaba que cada vez que tenía que
tomar una decisión preguntaba a sí mismo: 'Si el adolescente que fui mirara la
vida que tengo y está de acuerdo, voy por buen camino. Si en cambio aquel joven
detestaría este adulto que soy, sé que hay algo que tengo que cambiar'.
Una reflexión que le gustaba
contar, ya que sentía que en el terreno de su adolescencia habían nacido todas
sus vocaciones, sus amores, sus pasiones, su errores, sus virtudes.
El gran Jorge Ginzburg, no se
equivocaba.
La adolescencia es el escenario
de tal vez los más grandes aciertos y equivocaciones. Todo tiene el ímpetu del
comienzo. Es la etapa de la pasión, aunque algo no funcione todavía no cargamos
con la experiencia, la estamos empezando a construir.
Comienza el amor, la vocación,
creemos en los imposibles, idealizamos lo que todavía no conocemos, construimos
metas y aspiramos a ser quienes queremos ser.
También nos sobre estimamos, nos
llevamos la vida por delante, creemos que todo puede ser posible y nadie,
especialmente los adultos, podrán decirnos lo contrario. Nuestros pares son
nuestros referentes o tal vez, alguna figura que idealizamos, que no tiene
errores a los ojos de quien todavía no quiere verlos.
Sueña, dice y trata de hacer, el
adolescente siente que en eso 'de tener la vida por delante' se la tiene que
llevar por delante. Y así, es la pasión, poderosa, aunque estemos ciegos, sin la
sabiduría de la experiencia, creemos que hay que estar siempre luchando por un
sueño, un amor, una vocación.
Nadie podría dudar de las
contradicciones de la juventud, pero lo mismo sucede con la pasión, ¿es posible
no sentir antagonismos cuando algo nos apasiona demasiado?
Quizá el ejemplo más claro sea
enamorarse. Las emociones no son las más claras, racionales y medidas, podemos
declarar el amor y al instante enojarnos con énfasis. Y así, cualquier ser
humano que haya estado o esté enamorado nos entendería inmediatamente, no hay
que explicarlo demasiado.
La pasión también puede estar
ligada a la vocación ¿Cuántas veces te encontraste diciendo 'yo dejo todo y me
dedico a otra cosa'?
Seguramente, miles de veces
quisiste tirar la toalla, pero el amor por lo que a uno lo apasiona es más
fuerte que un desbarajuste financiero, una pelea con el jefe o una mala racha.
El amor por la vocación es más fuerte que la circunstancia.
Parece un inevitable, como si el
destino, el azar o una fuerza poderosa hubiera elegido por nosotros, esta
sensación es la que experimentamos con la pasión. Sentimos que nacimos para
estar en ese lugar, en esa vocación o con esa persona que amamos. Así, cuando
nos apasionamos con un sueño, un amor, una meta o una forma de vivir, nos
parecemos a ese adolescente que supimos ser, no queremos que nada nos ponga un
límite a la esperanza.
Sí, ahora tenemos experiencia y
un camino recorrido en ensayos, errores y aciertos, pero de vez en cuando la
vida nos apasiona y sólo nos importa soñar despiertos.
® VP.com
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,