Que tus
palabras sean como aguas mansas pero en constante movimiento,
que con paciencia
se van abriendo camino.
Que sean
una bendición para los campos áridos, que sean dadoras de vida para
todas las
plantas que se nutran de tus palabras convertidas en agua.
Que con
dulzura se introduzcan en la vida de los sedientos, que necesitan de un trago
para seguir viviendo, no te fijes quien se aprovecha de ellas, simplemente
fluye.
Las
palabras pueden ser una poesía, una frase celebre, un consejo, un cuento, una
felicitación, una reflexión, incluso hasta un chiste, sin embargo deben seguir
un cauce de amor para que llegue a todos.
Tus
palabras pueden ser también en un momento dado, como las aguas que bajan con
fuerza, velocidad y en grandes cantidades, destructivas y mortales, pues a su
paso se desbordan y ahogan.
Esta
diferencia la marca los sentimientos que nos embargan en el momento que las
emitimos, de cada quien depende que nuestras palabras den vida o por el
contrario destruyan y asesinen.
Transformémonos igual que el agua, que nuestras palabras y
pensamientos
cuando no sean positivos se conviertan en hielo, y queden mudas y
estáticas.
Que cuando
sean para compartir éstas sean líquido, que se usa para conservar y crear la
vida.
Autor
desconocido
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