Nadie
camina por la vida, sin haber pisado en falso muchas veces.
Nadie llega
a la otra orilla, sin haber ido haciendo puentes para pasar.
Nadie deja
el alma lustrosa, sin el pulimento diario de la vida.
Nadie puede
juzgar, sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie
consigue su ideal, sin haber pensado muchas veces que perseguía un
imposible.
Nadie deja
de llegar, cuando se tiene la certeza de un don, el crecimiento de su voluntad,
la abundancia de la vida, el poder para realizarse y el impulso de si
mismo.
Autor
desconocido
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,