¿Qué determina la felicidad?
Si hay una característica que iguala a los
todos
los seres
humanos que habitan el planeta tierra,
es
la búsqueda de la felicidad
Por Eugenia Plano
Si hay una característica que
iguala a los todos los seres humanos que habitan el planeta tierra, es la
búsqueda de la felicidad. La filosofía, la religión, la historia, la sociología,
la psicología y hasta las ciencias duras han buscado las formas, las causas y
las respuestas para lograr el objetivo supremo del hombre, ser feliz.
Entre todas las corrientes
culturales, la filosofía griega, ha sido una de las principales en dar respuesta
al sentido de la felicidad. Para Aristóteles, y coincidencia con Platón, el
bienestar pleno es inseparable de la autorrealización. Para lograr este objetivo
el hombre debería enfocarse en su parte racional ya que el placer y los impulsos
sólo producen un estado de gracia instantáneo y volátil. La felicidad debería
proyectarse a largo plazo y para hacerla real el individuo debe realizar cada
acción en base a principios morales y a valores, tales como la honestidad y la
justicia.
En contraposición a
Aristóteles, se encuentra la postura de Epicurio, quien exaltaba las cualidades
del placer como vehículo para encontrar la felicidad ¿Cómo lograr la plenitud?
Estimulando el goce intelectual y físico, y además hacer lo posible para
aislarse de todo dolor.
“Existen dos maneras de ser
feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.', quien brinda
esta definición no es un humorista sino, el padre del psicoanálisis, Sigmund
Freud. En “El malestar de la cultura”, el autor expresa claramente que la
obsesión del ser humano por alcanzar la felicidad plena, no es más que una
ilusión. “La evolución del individuo sustenta como fin principal el programa del
principio del placer, es decir, la prosecución de la felicidad, mientras que la
inclusión en una comunidad humana o la adaptación a la misma aparece como un
requisito casi ineludible que ha de ser cumplido para alcanzar el objetivo de la
felicidad; pero quizá sería mucho mejor si esta condición pudiera ser
eliminada.'
Es decir, las ideas de
felicidad para Freud no son más que culturales y si el hombre se exige la
plenitud absoluta sólo encontrará la desilusión en el camino. Aunque, en sus
obras no brindó una definición exacta de la felicidad, en una carta enviada a
Wilhelm Fliess, el 16/1/1898, brinda una interesante conceptualización del
término: “Toda clase de minucias pululan por aquí; los sueños y la histeria se
ajustan cada vez más limpiamente. Hay que tomar las cosas como vienen y estar
contento de que vengan. Te incluyo en ésta mi definición de la «felicidad» .
La felicidad es el
cumplimiento diferido de un deseo prehistórico. He aquí por qué la riqueza nos
hace tan poco felices: el dinero nunca fue un deseo de la infancia”
Freud, menciona la riqueza en
su definición ya que existe la creencia popular, que “el dinero hace a la
felicidad”. La bonanza económica surge como uno de los anhelos en los que el
individuo deposita una de las mayores causas de bienestar. Pero, ¿es real? En
los Estados Unidos desde 1972, se realiza una Encuesta Social General a cargo de
los investigadores Teng Guo y Lingyi Hu, que estudian el comportamiento de
32.000 personas y determinan las mayores variables que los hacen felices o
infelices.
Según esta investigación el
dinero juega un papel menor a la hora de encontrar la felicidad. En general la
gente con ingresos altos es más feliz, pero sólo en un 3.5% como máximo.
Entonces en el dicho popular
que reza “salud, dinero y amor” como fórmula para la felicidad, el primer y el
tercer factor son los determinantes. La Encuesta Social General determinó que la
salud es la principal causa de bienestar ya que las personas con un óptimo
estado físico son un 20% más feliz en promedio, mientras que la gente con
problemas de salud es un 8,25% más infeliz. Además, el amor también es sinónimo
de plenitud. Las personas que se encuentran en pareja son un 10% más felices que
los solteros.
Una de las curiosidades de
esta investigación es la relación entre los factores macroeconómicos y la
felicidad. Teng Guo y Lingyi Hu, indican que aunque es muy difícil encontrar una
relación entre el producto bruto interno y la felicidad, sí existe una variable
determinante a la hora de afectar desfavorablemente a una población y se llama
inflación. “Un 1% de aumento de inflación reduce la felicidad nacional en un
3,1%“, establecieron los autores quienes les recomendaron a los gobernantes del
mundo: “si quieren hacer a una nación más feliz mejoren la salud de sus
habitantes y traten de controlar la inflación“.
Todos los hombres sin
distinción de tiempos, espacios, edades, nacionalidades, ideologías o religiones
están buscando la felicidad. Gran paradoja de un mundo que se dice complejo, a
cada hombre y mujer del mundo nos une la lucha por ser felices. Nada más y nada
menos.
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