3/6/2012 La ambición es
sorda, ciega y veloz.
No escucha, no ve y avanza rauda
"Si yo tuviera un
corazón, escribiría mi odio sobre el hielo,
y
esperaría a que saliera el sol…" G.M
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3 de junio 2012
“La ambición es el último refugio del fracaso”,
aseguraba el Oscar Wilde, y parece no haberse equivocado. Hoy la psicología, la
psiquiatría, la sociología y otras ramas de la ciencia vinculadas al
comportamiento individual y social están analizando por qué presenciamos una
época en la cual el desarrollo personal y profesional se asocia, en muchos
casos, en forma directa con una carrera permanente por ser reconocido a través
del dinero y el poder.
La constante insatisfacción en la vida personal, ¿lleva a estos
individuos a focalizar en sus deseos en el afán por la acumulación? O bien, en
la actualidad, ¿existe una crisis de valores que conlleva a nuevas valoraciones
vinculadas a la relación directa entre el tener y el ser? .La ambición desmedida
se ha vuelto un patrón social y por ello, es estudiada. Así es como la
Universidad de Notre Dame (Estados Unidos), realizó una investigación que
estudió el comportamiento de personas ambiciosas y cuáles son las consecuencias
para su salud física y mental. El estudio concluyó que los individuos ambiciosos
tienen carreras más exitosas y salarios más altos, pero eso no significa que
sean más felices, pero ′ su ambición impacta la satisfacción con la vida propia
y afecta negativamente la longevidad”, afirma el autor de la investigación, el
psicólogo Timothy Judge.
Es decir, los ambiciosos mueren más jóvenes y en su vida
personal son menos felices. EL estudio, publicado en la revista Journal of
Applied Psychology, siguió las biografías de 717 personas durante varias
décadas, comenzando en su infancia, siguiendo su inserción laboral y en algunos
casos llegando hasta su muerte. Judge, quien personalmente supervisó cada caso,
explicó que el gran esfuerzo que las personas ambiciosas invierten en sus
carreras es inversamente proporcional a sus vida personal: ′ Quizá todo lo que
apuestan en sus carreras afecta los factores que mejoran la expectativa de vida,
como las conductas saludables, las relaciones estables y las redes sociales
profundas. La ambición tiene sus costos“.
La Lic. Nuria Costa, psicóloga clínica y autora de “¿Quiero esto
a cualquier precio? La ambición”, explica la diferencia entre la ambición como
un motor para lograr objetivos y el exceso en esta conducta. “La ambición vive
enmascarada entre factores positivos y negativos para el individuo. Por una
parte podemos entenderla como motor de crecimiento, como necesidad de confianza
en uno mismo, como motivación personal y como factor de competitividad dentro de
la interacción social. Pero en el lado oscuro de la moneda la ambición también
convive con los aspectos negativos tales como los celos, la envidia, el
egocentrismo, al miedo al rechazo y diferentes sentimientos de inferioridad o
baja autoestima. En definitiva; somos ambiciosos porque queremos mejorar como
personas, con nosotros mismos pero también puede que lo seamos porque
necesitamos demostrar que somos mejores que el de al lado“.
En la ambición se ponen en juego variables vinculadas con el
autoestima del individuo. Es decir, no sólo se busca concretar exitosamente
objetivos, metas, réditos económicos y profesionales, sino que se busca el
reconocimiento externo. Pero, ¿cómo lograr que la ambición esté conectada con
metas positivas y no traspasar el límite? La Lic. Costa cita a Aristóteles
cuando afirma “el equilibrio está en el punto medio”. Es decir, la especialista
sostiene que la ambición puede ser un obstáculo para nuestro crecimiento social
e individual o podemos hacer de ella un motivo para afianzar una parte de
nuestra autoestima.
“No debemos olvidarnos que sea como sea, toda ambición tiene su
precio y cuando el precio es superior a los méritos del premio, esa ambición se
vuelve arrogante haciendo que el individuo se pierda. Vivida en extremo, la
ambición puede albergar grandes carencias interiores, un inconformismo
desmesurado y una falta de autoestima. Puede acarrear conductas destructivas
para el individuo y para los que están a su alrededor”, advierte la Lic. Costa.
La ambición puede ser positiva cuando forma parte de la
motivación para materializar un sueño, pero sí el exceso se adueña del deseo, el
saldo a largo plazo será negativo. Los límites y la búsqueda del equilibrio son
la fórmula para que el éxito sea genuino y no sólo un espejo para el autoestima.
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