11/6/2012 La renuncia
mental como herramienta
para sér mas fuertes emocionalmente
El blog de Rafael Santandreu (santandreu@yahoo.com)-
Resumen de la conferencia de Rafael Santandreu
en
Can Déu el 30/05/2011
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La renuncia mental es
algo muy bueno para nuestra salud mental. En la renuncia hay un gran poder para
sanar nuestra cabeza. Cuando hablamos de renuncia nos suena a religión y de
hecho los monjes van con túnicas porque renuncian a las ropas, van descalzos
porque renuncian a los zapatos, se cortan el pelo porque renuncian a tener pelo…
Los filósofos griegos también hablaban de la renuncia. El gran problema por el
cual estamos infelices, ansiosos, deprimidos… es porque nos exigimos mucho.
Tengo que…, nos ponemos exigencias sobre nosotros mismos, también sobre los
demás y sobre la realidad: “Los trenes deberían llegar a tiempo, especialmente
cuando los cojo yo…” La realidad es como es y está bien que sea así. Cuando
nosotros nos ponemos tantas exigencias empezamos a tener un diálogo interno del
siguiente estilo: - “Debo hacer las cosas bien, la gente me
debe tratar bien, todo me debe salir bien”.
- “Me gusta tanto, tanto que lo necesito para vivir y si no lo
tengo no lo puedo aguantar”.
Es importante no necesitar, desear está bien pero no necesitar:
“Deseo un Ferrari, pero no lo necesito”. El problema está cuando se necesita. Lo
único que necesitamos es la comida y la bebida del día, una vez tenemos cubierto
eso todo lo demás son extras. Se trata de necesitar poco. No sólo no tenemos que
necesitar las cosas materiales, también lo no material. No necesitamos a nadie
que nos ame, no necesitamos ser listos, no necesitamos tener amigos… “Me
gustaría tener amigos pero no los necesito”. No nos pone mal el hecho de no
tener amigos sino lo que nos decimos a nosotros mismos sobre no tener amigos:
“Como no tengo amigos o pareja, nadie me quiere y me lo merezco”. La clave de la
salud mental es necesitar poco, desear pero no necesitar. Cada vez que nos
creamos una necesidad nos hacemos daño a nivel psicológico porque si no tengo
eso que necesito tanto, lo voy a pasar muy mal. Y lo que es curioso, que si
consigo eso que estoy necesitando tanto, cuando lo consiga, tampoco voy a estar
bien porque no voy a soportar la idea de perder eso que he conseguido y voy a
poner mucha tensión en todo, aparecerán los celos o hipercelos…
“Sólo podemos disfrutar de lo que podemos prescindir, si creo
que no puedo prescindir ya no puedo disfrutar”.
Por ejemplo nos regalan un anillo de un millón de euros. Como
anillo no nos sirve nos va a causar más problemas que otra cosa. Sólo podremos
disfrutar cuando pensemos que si ese anillo se pierde tampoco sería tan grave.
Cuando creemos que necesitamos algo tenemos un problema. A veces nos decimos
cosas como “Me lo tengo que pasar muy bien” y con este pensamiento podemos pasar
unas vacaciones con mucho estrés y mucha tensión y disfrutando muy poco. Las
cosas que no tengo las puedo desear con moderación y las que tengo ser capaz de
renunciar. Así por ejemplo, si pierdo el trabajo no lo veré tan grave porque
podré ser igualmente feliz y cuando nuestro jefe nos haga alguna crítica no lo
veremos tan grave.Igualmente nos pasa con la pareja, si creo que necesito a mi
pareja y tengo algún problema lo voy a exagerar porque pensaré que se tiene que
arreglar o sí o sí y sacaremos el cañón contra nuestra pareja. No solucionaremos
nada, habremos empeorado las cosas y el problema seguirá. En pareja los
problemas se magnifican cuando crees que necesitas a la pareja. No hay nada
mejor que practicar la renuncia mental.
Hay que renunciar mentalmente a casi todo, mentalmente puedo
imaginarme que me despiden del trabajo, que pierdo mi pareja. Intentaré
imaginarme que aunque me ocurriera todo eso yo aún podría hacer cosas
maravillosas por mí y por los demás.También es bueno renunciar a cosas
psicológicas como ser listo, ser guapo, a la salud, a tener dolor, a estar
cansado, a la enfermedad que produce una gran molestia, a síntomas fantasmas que
desarrollamos… Hay que aceptar esos dolores, esas molestias, esos inconvenientes
y darnos cuenta que aún podemos ser felices. Incluso esa molestia nos puede
permitir descubrir otras cosas que teníamos olvidadas. Comprender que con ese
dolor aún puedo hacer cosas maravillosas, entonces seguiré teniendo ese dolor
pero ya no estará en un primer plano, por lo tanto nuestra vida mejora.
Hay que renunciar a estar bien, la renuncia la tenemos que hacer
de cosas materiales, psicológicas y de la salud.Un ejemplo de alguien que ha
hecho esto es Sephen Hawking, él dice que era un estudiante mediocre y que nunca
hubiera sido lo que es ahora si no le hubiera pasado lo de su enfermedad: “No
podré hacer muchas cosas, pues más vale que me concentre en otras”.Si el dolor
tiene un significado el dolor disminuye. Cuando tenemos un dolor lo rechazamos y
así lo que conseguimos es amplificarlo, lo podemos amplificar un 80% o más. Si
practicamos la renuncia lo que hacemos es que lo bajamos físicamente y por tanto
anímicamente no nos afecta tanto. Podemos intentar quitar el dolor con un
especialista, pero en el caso que no desaparezca hay que aceptarlo y así nos
servirá para mejorar nuestra vida en otros aspectos.
Siempre hay una parte psicológica del dolor. A veces tenemos
recaídas y volvemos a estar mal y es porque estamos rechazando otra vez el
dolor.
Tenemos por tanto que practicar la renuncia. Nos tenemos que
visualizar renunciando a cosas. Hay una reflexión que está muy bien practicar
que es “la reflexión del indigente”. Es reflexionar que siendo un indigente
estaríamos bien porque podríamos hacer cosas maravillosas por mí y por los
demás: Aprender, estudiar, cuidar mi cuerpo y mi mente, cuidar a mi familia…
todo mental Es y así renunciamos a todas las cosas que tenemos. Esta reflexión
va muy bien para no tener miedo a los temas relacionados con el trabajo, porque
entonces tenemos claro que si pasara algo con el trabajo y lo perdiéramos
podríamos ser igualmente felices. Es bueno practicar esta reflexión 20 minutos
al día.
Todas las ansiedades vienen porque creemos que necesitamos algo
y que no podemos prescindir de eso.
Si reflexionamos cuando nos pasa algo: “Voy a intentar
arreglarlo pero si no pudiese arreglarlo, sea lo que sea, no sería el fin del
mundo”. Practicando ésto nos calmamos y entonces ya estamos más relajados para
buscar la mejor solución a nuestro problema y “si no se solucionara, no sería el
fin del mundo, ya veríamos lo que hacemos, pero no va a ser el final”.Tenemos
muchos ejemplos de personas que sin nada pueden ser felices: los monjes budistas
e hinduistas que dedicados sólo a la oración son súper felices, no necesitan
estar entretenidos para estar bien.Cuando nos relajamos y se nos va la ansiedad
y la tristeza, entonces nos entran ganas de hacer cosas divertidas, sin miedo a
que salgan mal, haces las cosas disfrutando.En esta vida no hay que tenerle
miedo a nada porque lo peor que nos puede pasar es que nos muramos y eso ya lo
tenemos asegurado, por tanto no nos tenemos que preocupar de nada. Entonces es
cuando nos relajamos y empezamos a disfrutar. La renuncia mental nos permite
salir a la vida y jugárnosla.
Otro ejemplo de que no necesitamos nada para ser felices son las
monjas de clausura, no tienen nada pero son muy felices. Si que tienen paz
interior, gran dedicación a la espiritualidad, una gran amistad, hacen muchas
cosas pero a un ritmo agradable, disfrutando… Son verdaderas profesionales de la
renuncia. Nosotros tenemos que practicar la renuncia aún con más fuerza que los
religiosos porque tenemos más a mano las necesidades y podemos caer en ellas más
fácilmente.
Fuente: http://rafaelsantandreu.wordpress.com/%e2%80%9cla-renuncia-mental-como-herramienta-para-ser-mas-fuertes-emocionalmente%e2%80%9d/
http://rafaelsantandreu.wordpress.com
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