Por NÚRIA LLAVINA RUBIO
18 de mayo de 2012
Lograr más años de supervivencia para los pacientes con cáncer
hoy ya no es suficiente. El interés actual se centra también en mejorar la
calidad de vida en todas sus dimensiones, incluidas las psicológicas y
espirituales. Muchos afectados ven la superación de esta enfermedad como el
impulso para cambiar suestilo de vida y adoptar comportamientos saludables. Para
ello, deben normalizar su vida y adaptarse a los límites que ha marcado esta
dolencia. La presencia del psicooncólogo en la atención del paciente con cáncer
desde el primer momento se ha demostrado que mejora su calidad de vida en muchos
aspectos, como el alivio de los signos depresivos o la mejora de los síntomas
físicos, entre otros.
• Las supervivientes de un cáncer de mama que marcan nuevos
objetivos y valores se vuelven más activas, y ello les ayuda a aumentar el
bienestar y reactivar su vida con mayor facilidad.
Así concluyen investigadores de la Universidad Concordia en
Montreal (Canadá), que estudiaron a 176 mujeres de entre 28 y 79 años que habían
superado, hacía tres meses de promedio, un cáncer de pecho. Los hallazgos,
publicados en la revista 'Psycho-Oncology', apoyan sondeos anteriores que ya
habían constatado estos mismos beneficios.
Guías recientes han sugerido que las supervivientes de neoplasia
de mama deben participar en, al menos, 150 minutos de actividad física cada
semana para obtener beneficios para la salud. Por desgracia, según los
científicos, pocas siguen estos consejos. Dado que es posible influir en ello,
los técnicos recomiendan integrar el ajuste de objetivos en la práctica clínica,
sobre todo, en el ámbito de la psicooncología.
Manuel Hernández Blázquez, coordinador de la Unidad de
Psicooncología del Hospital de Basurto y miembro de la Junta directiva de la
Sociedad Española de Psicooncología, confirma la realidad que se inicia tras la
superación de un cáncer, que permite remodelar la vida del afectado: 'se abre
una nueva fase de incertidumbres que hay que explicar al paciente, así como de
oportunidades: recuperar el pasado, como el hogar o el trabajo, y plantear
nuevos objetivos. El paciente ya no está atado al hospital, y puede volver a
diseñar el futuro a largo plazo'.
• Búsqueda de bienestar tras sufrir un cáncer
El bienestar no solo viene dado por los tratamientos
sintomáticos. Según Hernández Blázquez, 'los supervivientes, por diversos
motivos, sitúan al psicólogo en la línea de fuego en el momento de decidir qué
viene luego'. El objetivo del paciente, asevera el especialista, debería ser
'normalizar su vida, paralelamente al hecho de adaptarse a los límites que ha
marcado la enfermedad, y seguir la lucha'. La clave para lograrlo es 'tratar de
conectar con algo que permita a uno volver a movilizarse'. Y ello depende de
cada persona.
Tal como afirman los investigadores del estudio, una nueva
realidad con nuevos objetivos permite reducir la angustia que provoca el deseo
de alcanzar lo imposible, sin dejar de tener un sentido de propósito en la vida
mediante la búsqueda de otras actividades de valor. El abandono de viejas metas
permite invertir tiempo y energía en el buen afrontamiento de las nuevas
realidades.
• Actividad física tras superar un cáncer
La actividad física puede ser un buen comienzo en el camino de
normalización de la nueva etapa que se abre, ya que incide de manera directa en
el bienestar. Un estudio de 2010 publicado en la revista 'Psicooncología',
llevado a cabo por investigadores del Institut Català d'Oncologia (ICO) afirmaba
que, en los últimos años, el papel de las intervenciones psicológicas sobre
parámetros como la supervivencia, la recurrencia o el desarrollo de segundos
tumores se vinculan al fomento de estilos de vida saludables (dieta, ejercicio y
reducción de hábitos nocivos como fumar).
En este trabajo se hacía referencia a un importante ensayo
clínico aleatorizado de 11 años de seguimiento, llevado a cabo por científicos
de la Universidad de Ohio (EE.UU.), que aseguraba que el tratamiento psicológico
había conseguido reducir el riesgo de recurrencia de cáncer de mama y de muerte
por cáncer, asociado a un mayor seguimiento de hábitos saludables.
• El papel del psicooncólogo y los pacientes con cáncer
Un cáncer altera el curso de la vida. 'El paciente siente la
muerte a la vuelta de la esquina y, si no, se la imagina', según Hernández
Blázquez. En qué medida esos cambios anímicos le conducen hacia el deterioro
personal o, al contrario, al desarrollo y al crecimiento, dependerá de muchos
factores. 'Un 30% de los pacientes bajo tratamiento radioterápico manifiestan
problemas psicológicos importantes', que pueden ir desde un malestar emocional
común a verdaderos trastornos psicológicos, como el causado por estrés
postraumático. En 1994, en la cuarta edición del DSM-IV (Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales) se consideró por primera vez el cáncer
como un estresor capaz de inducir esta alteración.
El trabajo del psicooncólogo no debe centrarse solo en la
muerte, si no que hay que tratar a cada paciente de manera individualizada según
sus características físicas como psicológicas. A pesar de que en el ámbito
hospitalario se centra en conseguir aliviar el dolor, el cansancio, el insomnio,
los síntomas depresivos o las náuseas y vómitos que provoca la quimioterapia, la
manera en cómo se lleva a cabo depende de su formación.
• LA PSICOONCOLOGÍA Y EL PACIENTE CON CÁNCER
La psicooncología nace como resultado de un cambio en la visión
asistencial que empezó a finales de 1980. La idea era que 'la atención al
paciente oncológico debía cubrir un enfoque multidisciplinar, y que el paciente
es más que una persona con un cáncer y que hay que tener en cuenta quién es, con
quién vive y cómo le afecta la enfermedad', afirma Manuel Hernández Blázquez.
Hoy muchos hospitales tienen unidades de psicooncología, algunas integradas en
los equipos de oncología. 'Estar unido al equipo de cirugía, por ejemplo,
permite ofrecer apoyo al paciente desde el primer momento', apunta.