POR VICTOR-M AMELA, IMA
SANCHÍS Y LLUÍS AMIGUET 18/06/12 - 19:05
Aquí habla sobre lo que descubrió y escribió en 'Conciencia más
allá de la vida', uno de sus libros.
'Cuando enseñaba Cardiología en el hospital de Arnheim -800
camas-, ya investigaba cómo algunos pacientes, tras infarto y muerte clínica,
volvían a vivir. Hasta que en 1986 leí el testimonio de un estudiante de
Medicina, George Ritchie, que resucitó tras nueve minutos de muerte clínica. Me
impresionó tanto que empecé a estudiar en profundidad esos casos.'
¿Tantos había?
En 1988, ya tenía doce episodios incuestionables y creé una red
de investigación con otros diez hospitales holandeses. Iniciamos un estudio
clínico prospectivo de 344 pacientes, que publicó The Lancet (2001).
Causó un impacto mundial.
Tanto que, tras 31 años de cardiología, me iba a dedicar en
exclusiva a las experiencias cercanas a la muerte (EDM).
¿Qué hemos aprendido desde 2001?
Tenemos más preguntas, además de la clásica: ¿si la conciencia
es un mero producto del cerebro, cómo puede sobrevivir y explicar la experiencia
de la muerte?
¿Qué dice la ortodoxia médica?
Que se trata de meras alucinaciones causadas por la anoxia
(carencia de oxígeno).
¿Y qué le dice su investigación?
Si la causa fuera la anoxia, todos los que vuelven a la vida
tras la muerte tendrían EDM, porque todos la sufren, pero, en cambio, sólo el
18% tiene esas experiencias.
¿Qué explican sobre ellas?
Coinciden en hablar de recuerdos, cognición y emociones, y
mantienen la identidad, un punto crucial, porque el ego es el enlace entre la
conciencia y el cuerpo.
¿Luces, voces, su vida en un instante...?
Las han experimentado miles de personas, pero no todos las
explican por temor a ser tachados de lunáticos o porque creen que las causan la
medicación o la enfermedad.
¿Todos experimentan lo mismo? No todos experimentan todo, pero
todos citan algunas experiencias recurrentes que coinciden en un cruce
espacio-temporal.
¿A qué se refiere?
Es la revisión de la vida pasada, pero también la futura y
presente: algunos, al volver, anticipan sucesos y reinterpretan los ya pasados,
así que suelen cambiar de pareja, de trabajo, de existencia, porque han
contemplado su vida en conjunto durante su EDM.
¿Cómo son esas visiones?
Inefables. A menudo, el lenguaje carece de términos para
explicarlas. Una EDM de tres minutos puede requerir semanas de testimonio en el
que no se repite un solo episodio. El tiempo, como le decía, transcurre de un
modo único en síntesis con el espacio y una constelación de familiares y
afectos.
Por ejemplo.
Un paciente refiere cómo en su EDM había visto a un señor
desconocido sonriéndole. Diez años después, su madre agonizante le reveló que él
era hijo de una relación extramarital y le mostró una fotografía de su padre
biológico, asesinado en un campo de concentración: era aquel señor sonriente.
¿Cómo sabe que esos pacientes clínicamente muertos siguen
conscientes?
Lo prueban cientos de casos. En Conciencia más allá de la vida
explico el de un hombre de 43 años que nos llegó cianótico, frío, sin tensión y
con las pupilas dilatadas. La enfermera le extrajo la dentadura postiza y la
depositó en un cajón. Resucitó inexplicablemente tras un largo coma y preguntó
por sus dientes.
Si estás vivo, resultan muy útiles.
Reconoció, al verla, a la enfermera y le pidió que se los
devolviera. Ella nos llamó alarmada y entonces el paciente nos relató en detalle
lo que habíamos dicho y hecho cuando llegó muerto a urgencias del hospital.
¿Y usted qué cree?
Nuestra conciencia no es más que un retransmisor para esta
dimensión de nuestro ser. Es como una radio que, mientras vivimos aquí,
sintoniza con este universo. Nuestra muerte sólo es un cambio de conciencia, una
transición. Sólo morimos en una dimensión para pasar a otras.
¿Es una convicción religiosa?
Es física cuántica. Yo no soy creyente. Muchas religiones se han
acercado a esa realidad con técnicas de paso entre esas dimensiones, como la
meditación o el misticismo.
¿Cómo lo sabe?
Porque estudio casos -me consultan decenas cada día- y las
experiencias son recurrentes y concurrentes: confluyen tiempo -pasado, presente
y futuro: tienen visiones- y espacio en sensación de unidad. Y esos testimonios
de cada día coinciden con los relatos de la mística y las visiones de profetas,
gurús y santos desde hace siglos.
¿Todo está conectado?
Ven la luz (los niños me cuentan que un ángel; los ateos hablan
de 'una energía' y los creyentes, de Dios). Todos se refieren a lo mismo.
¿Por qué la ciencia lo ignora?
Hasta ahora, la mecánica cuántica demuestra que la luz consta de
partículas que al mismo tiempo son ondas -creo que nuestra conciencia las
retransmite- dependiendo del estado del observador.
La experiencia de lo objetivo, al fin, depende de tu estado
subjetivo.
Así que, desde los gurús milenarios hasta los físicos cuánticos,
cuando asumes tu transición sin miedo experimentas un anticipo de esa sensación
de plenitud.
(c) La Vanguardia y Clarín
Compartidopor Ma.L.A.
Link: http://www.clarin.com/buena-vida/espiritualidad/Morimos-cambiamos-conciencia-piel_0_721128103.html
Fuente:
http://www.clarin.com/
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