Por Verónica Salatino
Foto: Corbis
Viernes 29/06
Si no me entiendes, no te entiendo y al revés', canta Alejandro
Sanz en su tema 'Peter Punk'. Es que, al parecer, la comunicación entre hombres
y mujeres tiene, en muchísimas ocasiones, un ruido que a veces es tan
ensordecedor que no logramos escucharnos y, claro, mucho menos entendernos. Y, a
la hora del amor, esto suele profundizarse.
¿A qué se debe este desencuentro que alguna vez John Gray
inmortalizó bajo el título 'Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus'?
Según el psicólogo Gabriel Rolón, autor, entre otros libros, de 'Encuentros (el
lado B del amor)' , no podemos generalizar. 'La diferencia no es sólo de género,
sino personal. Cada sujeto ama de un modo diferente porque carga con una
historia, con sus propios miedos y sus ilusiones, y eso condiciona lo que uno
espera y lo que de otro lo enamora. Ni todos los hombres ni todas las mujeres
responden a un mismo patrón', sentencia.
En tanto, la psicóloga chilena Pilar Sordo, autora, entre otros,
del best seller '¡Viva la diferencia!...', 'Y el complemento' también, asegura
que la construcción que hombres y mujeres hacemos del otro no es la misma: 'Las
mujeres jugamos mucho a buscar la certeza que nos indica ‘es él’. En cambio, los
hombres parten desde un atractivo; para ellos es muy importante que la mujer sea
alegre. La alegría es un valor para ellos y eso es una constante en todas las
edades'. Y suma: 'En el caso de la mujer, creo que siempre conocemos a un
personaje y lo vestimos con lo que ese personaje quiera. Es como querer al Che
Guevara, pero terminar afeitándolo. Esto es producto de que la mujer tiene una
estructura de pensamiento mágico y tiene una vocación salvadora que hace que,
aunque el hombre que eligió sea una porquería, siente internamente que es un
buen tipo y se propone sacar eso de él'.
Y la lista de diferencias sigue. Así, por ejemplo, según Sordo,
todas las mujeres necesitamos sentirnos necesarias mientras que ellos necesitan
sentirse reconocidos y admirados. 'Nosotras, cuando queremos sentirnos
indispensables para los hombres, creemos que hacemos un negocio: ‘Si yo lo
salvo, este tipo no me va a dejar nunca’. Y no entendemos que para ellos la
necesidad pasa por un carril distinto al del amor. Para las mujeres, necesidad y
amor vienen juntos. Para los hombres, no necesariamente', explica.
¿De qué planeta sos?
'Les llamaría la atención saber cuántos hombres he visto llorar
en el diván por causa de una mujer. Los hombres se enamoran tanto o tan poco
como las mujeres', asegura Rolón. Entonces, el tema de las diferencias no está
en el hecho de que ellos no tienen sentimientos, son fríos y demás acusaciones
que -admitámoslo- todas hemos lanzado alguna vez contra algún que otro varón que
nos rompió el corazón. El quid de la cuestión está simplemente en la relación en
sí. 'Toda relación es complicada, ya sea de amistad, laboral o de familia. Y la
pareja no escapa a estas complicaciones. Si a esto le sumamos que es un ámbito
en el que entra en juego una dinámica erótica, esto suma un elemento que puede
volver todo aún más complicado. Porque la pasión exacerba las emociones y
entonces lo que entre amigos es un enojo, en una pareja puede transformarse en
una pelea', suma Rolón.
¡Viva la diferencia!
Ése es el título del libro de la psicóloga chilena Pilar Sordo,
que la catapultó a la fama dentro y fuera de su país. En él, la especialista
vuelca los resultados de una exhaustiva investigación realizada durante cuatro
años, cuya lectura ayuda a reconocer ciertas características que conforman lo
masculino y lo femenino para así traspasar los géneros. Con una particular
habilidad para detectar y comunicar aquellas cosas que, en principio, separan a
hombres y mujeres, Sordo celebra en este libro la diferencia y el complemento.
Entonces, ¿nunca podremos entendernos?
Si usamos la inteligencia, Rolón asegura que sí. Y usar la
inteligencia sería ni más ni menos que aceptar la diferencia, entre otras cosas.
'Es maravilloso que seamos distintos. Ojalá fuéramos de Marte y Venus. El tema
con esa metáfora es que estos planetas están lejos entre ellos y no hay punto de
encuentro. Por eso yo, en cambio, digo: ¡Viva la diferencia! Porque hay que
encontrar un punto de intersección, porque existe en realidad. Las mujeres, de
hecho, tenemos características masculinas y los hombres tienen características
femeninas y esas mezclas hacen que nos complementemos más', dice Sordo.
Tanto para la psicóloga chilena como para el especialista
argentino, la clave está en la aceptación. Aceptar al otro tal cual es. '¿Por
qué alguien debería entender todo lo que le pasa al otro? Lo que sí debe es
respetar lo que para el otro es importante aunque no lo entienda. Por supuesto,
siempre y cuando esto no genere dolor', explica Rolón. Y profundiza: 'Estar en
pareja implica aceptar que hay cosas del otro que no vamos a entender y sentir
que, aun así, queremos estar a su lado'.
Sordo coincide y agrega: 'Creo que muchos de los problemas
tienen que ver con un tema de expectativas. Esperar que el otro haga lo que yo
quisiera. En eso las mujeres tenemos más rollo que los hombres. Nosotras
esperamos que ellos cambien con el tiempo o, mejor aún, poder transformarlos.
Cuando yo, por ejemplo, espero que el otro me pregunte algo y no me lo pregunta,
quedo herida'.
Chino básico
Aunque intentemos e intentemos una y otra vez entender, aceptar
y congeniar, hay temas puntuales en los que parece que el otro habla otro idioma
-¡y uno muy difícil de descifrar!-. A saber: las mujeres somos pésimas para
pedir aquello que necesitamos. 'No lo hacemos porque estamos esperando que el
tipo adivine y eso genera mucha herida en el mundo femenino y mucha frustración
en ellos, ya que sienten que hacen cosas y así y todo no logran llegar a
nosotras', explica la autora de ¡Viva la diferencia!.
La intimidad sexual es otro de los puntos en los que no siempre
podemos decodificarnos bien. La comunicación, además del acto en sí, es
fundamental para que más tarde o más temprano las mujeres no nos sintamos un
mero objeto que satisface las necesidades masculinas, continúa explicando la
psicóloga.
Pero si hay un punto en el que casi siempre salen chispas, ése
es el de la conversación:
'Nosotras tenemos una hiperdisposición a conversarlo todo y
ellos tienen una disposición mínima. Ellos no creen que sea tan necesario hablar
todo', se explaya Sordo, para quien eso es algo que los integrantes del sexo
masculino deberían aprender. 'Yo creo que los hombres tienen que decir lo que
sienten dentro de su casa, porque lo dicen afuera por lo general, pero en sus
mundos íntimos no lo hacen y cuando lo hacen es porque ya vienen con el tema
resuelto y cerrado', sentencia.
Y ése no es el único motivo por el cual no logramos entendernos.
Es que nosotras, en nuestro afán por hacerlos sentir bien, les damos algo que
ellos no saben traducir correctamente: seguridad. Según Sordo, las mujeres
cometemos el error de hacerlos sentir seguros en la relación (básicamente, nos
ponemos un cartel luminoso que dice: 'Estoy enamorada de vos') y ellos se
relajan. En lugar de continuar en su conquista, los hombres se quedan durmiendo
en los laureles y eso, rápidamente, nos desencanta. 'Eso también le pasa al
hombre con los hijos. Tienen que entender que a los afectos primarios tienen que
conquistarlos siempre', sentencia la especialista.
Punto de encuentro
Ahí, justo ahí, en el medio entre lo que ellos quieren y
nosotras necesitamos podemos encontrarnos y ser felices. Claro que la pregunta
del millón es dónde queda ese lugar. Cada pareja lo encontrará en una latitud
diferente, pero los especialistas dan algunas claves para hallarlo. Así, según
Rolón, lo más importante a la hora de armar una relación no tiene que ver con
cosas del otro, sino con conocer primero cosas de uno mismo. '¿Qué deseo, qué
cosas no estoy dispuesto a ceder, qué tipo de vínculo quiero generar, qué
dinámica espero que se establezca en esta pareja?', propone el psicólogo que nos
preguntemos. Y se explaya: 'Cuando alguien tiene esto en claro, es más fácil
poder elegir a una persona con la cual ese ideal sea posible, porque seguramente
se relacionará con otro que pueda sumarse a ese proyecto'.
Encuentros (El lado B del amor)
El psicoanalista Gabriel Rolón escribe sobre el amor en este
libro, que se mete de lleno en temas como los celos, el deseo, la infidelidad,
la pareja y la sexualidad, el enamoramiento y la ilusión vana de lo eterno,
entre otras cosas. En esta publicación, el analista cuestiona esos lugares
comunes que atraviesan el decir cotidiano y que, más de una vez, nos hacen tomar
decisiones equivocadas que nos precipitan hacia la angustia, el dolor y la
desilusión.
Vivir los matices es otro de los consejos. 'Si a mí me atrae un
tipo con sentido del humor y tiene mucho humor, en seis meses más lo voy a
encontrar muy superficial porque no voy a hallar el espacio para hablar cosas
serias. O si me enamoro de uno que es muy bueno para tomar decisiones, a lo
largo de los años voy a suponer que es posesivo y controlador', dice Sordo
haciendo referencia a que, a muchos, aquello que los enamoró en un principio es
lo que los separa más tarde. 'Esto sucede porque de alguna manera no doy pie a
jugar con esa característica desde el principio para poder así chequearlo. Debo
chequear los primeros meses estas cosas. Si el tipo es súper protector y toma
las decisiones, y eso me encanta, también tengo que ser capaz las primeras
semanas de tomar yo alguna decisión y ver cómo reacciona. Hay que jugar con el
complemento de lo que me parece atractivo, porque cuando lo hago recibo más
información de esa persona', explica la especialista en estos temas.
Pero tal vez más importante que adquirir estrategias o memorizar
consejos sea seguir el instinto, ése que en estos casos nunca falla. 'Yo siento
que hoy existe una excesiva búsqueda de información externa de algo que nosotros
deberíamos responder internamente. Siento que hemos ido perdiendo certezas
interiores de esas cosas que sabemos desde la panza. El amor es un sentimiento
maravilloso, pero no es suficiente para que una relación dure toda la vida. Con
el amor solo no alcanza. Es un trabajo y hay que realizar todos los días para
mantenerlo. Y creo que la decisión de trabajar el amor traspasa el tema de cuán
distintos somos', concluye Sordo.