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General: Reflexiones para el alma
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Cuando Jesús dice en la lectura del Evangelio de hoy que NO somos sus discípulos a menos que "odiemos" a los demás e inclusive nuestras propias vidas,
NO está hablando de NO amar a nadie ni de NO ser amables con nosotros mismos.
Seguir a Cristo significa amar tanto que detestemos cuando alguien o algo interfiere con ese amor. Quiere decir odiar el pecado y lo mundano tanto que estemos dispuestos a cargar con las dolorosas cruces del amor, haciendo sacrificios para devolver el mal de otros con bien y convertir nuestras dificultades en triunfos de santidad.
Jesús advierte que si comenzamos el camino de la santidad sin aceptar transitar todo el camino, si no estamos dispuestos a cargar nuestras cruces más allá de lo que nos gustaría soportar, si no estamos dispuestos a caminar la milla extra, si no estamos dispuestos a morir a nuestros planes y deseos egoístas, y si le permitimos a los miembros de nuestra familia o a otras personas influenciarnos para abandonar los sacrificios y buscar sólo lo que es divertido y fácil, somos como el constructor que no tenía recursos suficientes para terminar el proyecto. No hemos aprendido lo suficiente de la vida y muerte de Jesús.
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De: RANNFER |
Enviado: 07/11/2013 01:02 |
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Vivir y morir en el AMOR
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San Pablo dice en la primera lectura de hoy que mientras estemos vivos en la tierra, debemos vivir para el Señor y aún al morir, debemos morir sirviéndole, incluso con nuestros últimos suspiros.
Como cristianos que tomamos en serio el vivir como santos, ponemos un gran énfasis en vivir para el Señor, pero ¿estamos listos para morir por el Señor? ¿Sirviendo a los demás?
Morir por Jesús no siempre significa martirio. Podemos languidecer en un asilo para ancianos mientras que la demencia nos roba la habilidad de pensar y aun así tener una muerte santa. Morir como un servidor de Dios significa que nuestras almas hagan buen uso del proceso de morir. Cada momento de nuestra vida, incluyendo el último, debemos vivirlo para la gloria de Dios y por Su Reino. Lo demás es un desperdicio de oportunidades importantes.
Deberíamos estar contentos de ir a la Casa del Señor. La muerte es nuestra puerta de la tierra al cielo (el cual incluye el purgatorio, para purificar cualquier cosa que todavía quede en nosotros después de la muerte y que no puede estar en el reino de Dios). Pero nuestras muertes significan mucho más.
Yo quiero en cada momento de mi vida vivir para Dios, en Dios y a través de Dios. Yo quiero cada día hacer una diferencia en su reino. Y yo quiero que mi muerte no sea una diferencia menor, entonces lo he puesto a Él a cargo de cómo, cuándo y dónde pasará. Rezo pidiendo que si me convirtiera en demente y ya no pudiera entender mi entorno, aun así, mi alma permaneciera consciente de Dios y del llamado a rezar por otros.
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COMO MADURAR ESPIRITUALMENTE
Al igual que las personas de la Iglesia de Roma a quienes San Pablo les dirigió las palabras que oímos en la primera lectura, tú estás lleno de bondad. ¿Te ves tu mismo de esa manera? ¿O crees que es mucho orgullo reconocer lo bueno que hay en ti?
Peor, ¿ves sólo lo que es malo en ti, te enfocas en tus limitaciones, siempre criticándote a ti mismo y siempre rebajándote? ¿Eres más rápido para perdonar a otros que a ti mismo? ¿Te juzgas a ti mismo como no merecedor de lo que estás pidiendo en la oración?
La madurez espiritual significa reconocer que lo que es bueno de nosotros es lo que es bueno de Dios, ver lo bueno de nosotros mismos como un signo de la presencia de Dios, reconocer que es porque Él vive en nosotros que podemos ser santos y hacer lo que es correcto. Menospreciarnos a nosotros mismos, es menospreciar a Dios. Tratarnos a nosotros mismos pobremente y sin misericordia es darle una cachetada a Jesús en la cara mientras que Él muere en la cruz.
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¿QUE ES LA FE?

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La lectura del Evangelio de hoy parece ser un puñado de ocurrencias de Jesús sin relación entre sí. Es como si estuviera escribiendo pegatinas o avisos para las carteleras que están afuera de las Iglesia.
Sin embargo, cuando Lucas escribió este Evangelio, tuvo una razón deliberada para poner estas perlas de santa sabiduría aquí, una después de la otra. Jesús estaba desafiando a sus seguidores con una pregunta implícita: ¿Tienes verdadera fe?
Examinemos nuestras respuestas.
Si tenemos verdadera fe en Jesús, estamos cautivados por quién realmente nos emociona, sorprende y fascina. A causa de esto, nos enfocamos en cada una de sus palabras, tanto que crecemos en nuestro entendimiento de la verdad y nos volvemos mejores al vivir la verdad. Nos volvemos más y más reacios a pecar o a causar un escándalo. Y cada vez nos gusta menos causar un escándalo accidentalmente.
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¡Cielos!
Porque nosotros amamos a Jesús, queremos complacerlo.No queremos ser "improductivos" (inútiles y estériles) como los sirvientes que describe en la lectura del Evangelio de hoy. ¿Cuán productivo eres en la misión que Él te ha dado - el llamado a continuar su misión aquí en la tierra en las circunstancias de tu propia vida?
¿Por qué no es suficiente para Jesús cuando hacemos "todo lo que Él nos ha ordenado"? para ser útiles plenamente, tenemos que hacer más que nuestra tarea, más de lo que se espera de nosotros - como lo hizo Jesús. Tenemos que hacer más que los requisitos mínimos en la parroquia, en la casa, en el lugar de trabajo, y en la comunidad del mundo.
La mediocridad no es el sello de la verdadera vida Cristiana. De hecho, me atrevería a decir que la mediocridad es un pecado, porque nosotros deberíamos siempre (¡siempre siempre!) darle a Dios nuestros mejores esfuerzos.
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