A todos nos ha llegado que trabajar en las oficinas de Google es una delicia por sus espacios para la diversión ideales para desfogarse de la tensión de reuniones, deadlines, proyectos que no fluyen y las trabas del día. Toboganes, mesas de ping pong, consolas de última generación… Todo para que el empleado se libere por unos minutos. Ahora bien, no se ha hablado tanto de la calidad gastronómica que Google ofrece a sus empleados. La carta no tiene que envidiar a los menús de los restaurantes de primera fila.

Tal día como hoy, la oferta es la siguiente: batidos de fruta o vegetales recién exprimidos, aceitunas, palitos de feta, hummus, sopa de boniato, mejillones con azafrán, pastel de lentejas, ratatouille, hamburguesa vegetal, de pavo o de ternera, ensalada de cítricos, tarta de pera, queso de cabra… La boca agua! Y todo lo paga la empresa sin que el empelado tenga que costearse nada de su bolsillo.

Este es el menú ofrecido un día cualquiera en las oficinas de Google en Boston -las cuartas más grandes de los EE.UU-, tal y como recoge el Boston Globe.

“Es una perspectiva holística para el bien de la salud y bienestar de los empleados”, dice Kim Huskey, la directora de alimentación de Google en los EE.UU. La comida es vista como “una misión para favorecer a los empleados que den lo mejor de sí”, añade.

A su vez, Steve Vinter, director de la oficina de Google en Cambridge (Massacchusetts), opina que la comida “tampoco sería lo que empuja más a la gente para venir a trabajar aquí”, sin embargo sí que es algo que enriquece el clima de trabajo. “Nuestro objetivo es proveer a nuestros empleados con la mejor calidad de comida posible”, dice.

En lo que concierne a los empleados, Jonathan Ostrowsky, técnico de Google, manifiesta que la comida sirve para crear “una camaradería que nunca he encontrado en otras compañías”.

Dice que es gratificante saber que “hay comida excepcional disponible a lo largo de todo el día y que se puede gozar de ella en compañía de demás empleados”.

Carlos Betriu