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General: CLEOPATRA Y MARCO ANTONIO
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 12/01/2015 12:10
Cleopatra y Marco Antonio

4. Cleopatra y Marco Antonio

Las relaciones transcurrieron durante trece años, desde el año 42 hasta el 30 a.C. en que se suicida Antonio. Aceptan, sin exageración, el calificativo de tempestuosas, alternando largos periodos de total entrega con otros de separación física. Ambos enamorados nunca abandonaron del todo sus respectivas responsabilidades políticas. En este sentido, la situación era muy desigual; el romano contaba con un poderoso ejército, pero, además de mantener la hegemonía en Oriente, tenia que atender al flanco interior; por el contrario, la egipcia, sin huestes que poder enfrentar a las legiones de uno u otro triunviro, para mantener su corona solo tenia las armas de la astucia y seducción personal.

Estando Marco Antonio en Tarso, importante ciudad de Cilicia, en Asia Menor, convocó a Cleopatra para un encuentro personal. Ella, que ya no contaba con validos en Roma, para deslumbrar al nuevo poder, preparó le reunión con todo lujo de detalles: arribó a la cita en un majestuoso barco escoltado por una solemne flotilla ataviada con todo lujo. El extraordinario atractivo de la reina impresionó a Antonio quien, ganado por su personalidad y encanto, le concedió algunas de sus peticiones: parece que entre ellas eliminar a su propia hermana Arsinoe. Ambos eran conscientes de que su alianza podía ser de mutuo beneficio: Cleopatra deseaba hacer de Alejandría una nueva Roma y Marco Antonio necesitaba contar con Egipto para controlar el Imperio Romano. Se despidieron concertando una nueva entrevista. La cita tuvo lugar en el invierno del año 41 a.C. El romano pasó toda la estación olvidando sus responsabilidades, malgastando el tiempo en todo tipo de derroches y ociosidades. Mientras, en Roma, Octavio sentaba las bases para la inminente pugna contra Marco Antonio, desacreditándolo ante el Senado y acusándolo de dedicarse a pasar los días de bacanal en bacanal con su "furcia "egipcia.

En la primavera del año 40 a.C. y muy a su pesar, Antonio hubo de abandonar Alejandría y embarcarse hacia Tiro, desde donde sofocó una nueva revuelta parta. Luego marchó a Éfeso y desde allí a Atenas, donde se encontró con su esposa Fulvia, dispuesta a no perdonar su abandono y entrega a Cleopatra. Reunidas naves y tropas, Marco Antonio fue a Italia para enfrentarse contra Octavio. Pero, en lugar de combatir, los rivales optan por negociar, consolidando las zonas de influencia del triunvirato en vigor legal. Aprovechando que Antonio había enviudado de Fulvia, el acuerdo es sellado mediante el matrimonio con Octavia, la hermana de su rival. Por aquel entonces -otoño del 40 a.C.- Cleopatra daba a luz los gemelos Alejandro Helios y Cleopatra Selene, hijos de su compañero romano.

Los tres años siguientes, suministran escasa información sobre Cleopatra, con supuesto enfado por la boda de Marco Antonio. Éste, atiende en Roma sus obligaciones: prepara una campaña para rechazar a los partos y reorganiza algunos territorios como Judea. En el año 36 a.C. parte a la guerra de Oriente, que en los primeros combates se muestra desfavorable a las legiones. No es de extrañar que, desalentado, decide reposar en compañía de Cleopatra, con la que se reúne en Antioquia, pasan luego a Alejandría donde se casan. La derrota, seguida del aparente abandono del teatro de operaciones; la boda pública, en realidad bigamia pues ya estaba casado con una romana; el cambio de aspecto y costumbres, cada vez más orientales, son pretextos que aprovecha con éxito Octavio para ahondar el descrédito de su rival. Nace un tercer hijo y Cleopatra es acusada de embrujar a Antonio, quien termina siendo declarado “enemigo de la República”

Mientras, la situación en la frontera parta sigue deteriorándose. En el 34 a.C., se hace imprescindible una nueva intervención militar; esta vez la fortuna sonríe a Marco Antonio, quien, en lugar de ir a explotarla a Roma, retorna a los brazos de Cleopatra, quien organiza en su honor un ostentoso simulacro del “triunfo” (desfile de entrada en Roma del general vencedor, que era aclamado por el pueblo) romano. La pareja continúa su fastuosa vida oriental, ajenos al entorno, cada vez más hostil.

Un dicho popular afirma “el diablo, cuando quiere perder a alguien, primero lo envanece”. Esta es la única explicación a que, con su demostrada sabiduría y experiencia, cometiesen el error que Roma jamás podía tolerar: reparten el territorio bajo su control entre Cleopatra, Cesarión - el hijo de César- y los hijos que había tenido con Cleopatra, entre ellos, Ptolomeo Filadelfo, de tan sólo 2 años. La guerra es inevitable, una guerra “a la romana”, esto es: total sometimiento del enemigo, cuando no, su exterminio.

Tras algunas escaramuzas, el ejército combinado de Cleopatra y Antonio es bloqueado en Actium (Grecia). Para romper el cerco, deciden plantear una batalla naval, que se adivina decisiva. El 2 de Septiembre del 31 a.C. tiene lugar el enfrentamiento de la flota combinada, mandada por el propio Antonio y con la presencia de Cleopatra, contra la romana comandada por el prestigioso almirante Agripa. En pleno fragor del combate, por razones aún no aclaradas, Cleopatra ordena a los 60 barcos de la flota egipcia que sigan a su bajel abandonando la lucha. Al ver esta maniobra, Antonio, desentendiéndose de la batalla, ordena a su trirreme dar alcance a la reina fugitiva. La derrota fue total, perdiendo más de la mitad de las naves y la defección de gran parte de las legiones acuarteladas en tierra. Cuentan las crónicas que el general pasó “tres días, sentado en la proa, sin moverse y con la cabeza entre los brazos”.

Cleopatra puso rumbo a Alejandría. Ante el temor de que sus súbditos reaccionasen a la derrota de manera negativa, la reina no dudó en engalanar las naves al arribar al puerto, convirtiendo así el estrepitoso fracaso en una fingida victoria. Por su parte, Marco Antonio, marchó a Cirenaica, donde había dejado tropas acantonadas, con las que pretendía hacer frente a la previsible ofensiva final de su rival, pero le retiraron su fidelidad, pasando de bando en masa. Abandonado, regresa a Alejandría, donde se sume en una profunda depresión. Entonces recibe la falsa noticia de la muerte de Cleopatra; desesperado, se clavó su propia espada. No murió de inmediato, sus sirvientes le trasladaron al mausoleo donde ella se había encerrado. Allí expira, en los brazos de su amada.

Tras sepultar a Antonio, Cleopatra decide morir. Las heridas que se hizo en el pecho, llorando ante el cuerpo del amante moribundo, se habían infectado. La fiebre y la privación voluntara de alimentos la estaban consumiendo. Octavio - quien no podía consentir que la reina muriera, tenía que desfilar en su “triunfo”- la amenazó con la muerte de sus hijos si persistía en su actitud, Cleopatra cedió y volvió a alimentarse. Octavio quiso asegurarse del cambio de actitud y la visitó en persona. La entrevista ha inspirado la leyenda más conocida sobre la reina del Nilo; intenta repetir la maniobra que tanto éxito había tenido en el pasado: seducir a Octavio. Pero el victorioso general no se dejó impresionar por la reina, al parecer concentra su rechazo en la nariz, demasiado grande a su gusto:

“Si la nariz de Cleopatra hubiese sido más corta, la historia del mundo habría cambiado”

Vuelta al mausoleo, los espías le informan que marcharía, junto a sus hijos, hacia Roma dentro de tres días. Era el fin, negándose a la humillación de caminar prisionera en el “triunfo” de Octavio, elige la única salida posible: Se hizo bañar, maquillar y vestir como reina por sus dos fieles servidoras. A continuación envió una carta a Octavio en la que pedía que su cuerpo fuese sepultado junto al de Antonio. Cuando Octavio abrió la carta, sospechó que la reina iba a quitarse la vida. Con urgencia, envió emisarios para evitarlo, pero ya era demasiado tarde. Los esbirros abrieron las puertas y... vieron ya a Cleopatra muerta en un lecho de oro, regiamente adornada.

Encontraron dos tenues punzadas en un brazo de la fallecida reina, lo que hizo pensar que se había dejado morder por un áspid. Alguien dijo que un campesino había traído una cesta llena de higos en la que se ocultaba el reptil.

Era el 12 de agosto del año 30 a. de C. La reina había vivido 39 intensos años.


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Respuesta  Mensaje 2 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/01/2015 12:13
Diego Marcilla e Isabel de Segura (Los amantes de Teruel)

6. Diego Marcilla e Isabel de Segura (Los amantes de Teruel)

A principios del siglo XIII, viven en Teruel dos familias, probablemente hidalgas y, por lo que se sabe, en buena armonía. Mientras que los Segura disfrutaban de una posición económica acomodada, los Marcilla no parece que tuviesen tal suerte. Isabel de Segura, heredera de los primeros, y Diego Marcilla, segundón de la otra, eran dos jóvenes de parecida edad, se conocían desde niños, jugaron juntos y al llegar a la adolescencia cambiaron su amistad por un profundo amor. En su momento, de común acuerdo con su amada, el joven solicitó la mano de Isabel. D. Pedro de Segura, padre de la novia, se opuso tajantemente, alegando la falta de recursos de los Marcilla. Ante esta negativa, Diego Marcilla solicita de D. Pedro, un plazo de cinco años para intentar mejorar su suerte.

Estamos en el Aragón de la Reconquista, el poder almohade acaba de ser destrozado en forma definitiva en las Navas de Tolosa; ahora, el territorio controlado por los musulmanes aparece como presa fácil para el empuje cristiano, está al alcance de la mano de guerreros afortunados conseguir riqueza y honor. El tesón de los novios vence la inicial reticencia paterna y se consigue el acuerdo; de inmediato el joven se va a la guerra. Pasan los cinco años y Diego no regresa, ¿habrá muerto en el empeño? ¿será que olvidó su promesa?. La falta de noticias autoriza al padre de Isabel para, sin faltar a su palabra, concertar la boda de su hija con D. Pedro Fernández de Azagra, cuya familia es probablemente la más acaudalada y poderosa de la frontera. El día de la boda, un jinete cruza la muralla, extrañado por el alegre ambiente que reina en las calles, pregunta la causa y al oír la respuesta su rostro palidece, corre hacia la iglesia y llega a los pies del altar mayor justo a tiempo para escuchar la bendición del sacerdote a los recién casados. Se trata, como era de imaginar, de D. Diego, ahora rico y ennoblecido por su valor y decisión en el campo de batalla. Ante lo inevitable de su suerte, pide a Isabel un único beso de despedida; pero la reciente esposa, como ya pertenece a otro hombre, se lo niega y el infeliz enamorado cae muerto, fulminado a sus pies.

Al día siguiente, tienen lugar los funerales por Diego. En mitad de la ceremonia aparece una dama vestida de luto, que acercándose donde se expone al fallecido, le besa y a continuación cae muerta a su lado. Es Isabel, quien no ha podido sobrevivir a aquella única prueba de amor.

Las tres familias afectadas deciden enterrarlos juntos, en la nave de la misma iglesia donde ha culminado la tragedia.

¿Leyenda o realidad? Es difícil responder. Los numerosos estudios parecen alimentar la segunda hipótesis. Existe un acta notarial fechada en 1619 que atestiguan una exhumación realizada en 1555 durante unas obras en la iglesia de San Pedro. Enterrados bajo el pavimento aparecen los cadáveres de un varón y una mujer, que son los restos que ahora reposan bajo el mausoleo de Juan de Ávalos. Los resultados de los análisis realizados en el año 2004 corroboran el origen medieval, aunque con ciertas discrepancias según las diferentes muestras. Mientras que algunas apuntan a 1260 como antigüedad máxima, con un margen de error de unos cuarenta años, en buena armonía con la fecha de 1217, donde varias crónicas sitúan los hechos; otras las datan entre los siglos XIV y XV. Una plausible explicación sería la posible contaminación con otras fuentes ocurridas durante algún traslado o levantamiento no registrado. Parece cierto que al descubrirse los cadáveres, de inmediato fueron atribuidos a Los Amantes de Teruel.

Respuesta  Mensaje 3 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/01/2015 12:26
Katherine Hepburn y Spencer Tracy

15. Katherine Hepburn y Spencer Tracy

Katharine Hepburn y Spencer Tracy han sido una de las parejas más famosas de la historia del cine. No sólo por su historia de amor, sino por sus películas juntas, y las muchas anécdotas que protagonizaron.

En su primer trabajo juntos, Tracy ya tenía dos Oscars a sus espaldas, y Katharine Hepburn, nerviosa, la primera vez que se puso a su lado, le dijo atropelladamente:

“Oh, señor Tracy, soy muy alta para usted”

Sagaz como era Tracy y afilado de lengua, éste le replicó

“No hay problema, querida. Pronto estarás a mi altura“.

También era de todos conocido que Spencer Tracy siempre exigía en sus películas aparecer el primero en los títulos de crédito. En cierta ocasión le preguntaron por qué pedía eso incluso cuando actuaba junto a Katharine Hepburn. Cuando Tracy le preguntó “¿por qué no?“, el periodista le contestó con otra pregunta: “¿y por qué no las mujeres primero?”. La respuesta del afinado Tracy fue rápida…

“Esto es una película, no un bote salvavidas“.


En cuanto a Katharine Hepburn también demostró su carácter cuando en otra ocasión trabajó junto a a John Barrymore en Doble Sacrificio (1932). Las tensiones fueron continuas, y cuando acabó el rodaje, Hepburn le dijo a Barrymore:

“Gracias a Dios que no tengo que volver a actuar con usted”

A lo que John Barrymore le contestó:

“Oh, querida, no me había dado cuenta de que lo hubieras hecho“.

Respuesta  Mensaje 4 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/01/2015 12:55
Clark Gable y Carole Lombard

29. Clark Gable y Carole Lombard

Carole Lombard pudo haber perdido mucho al no conseguir el papel que quería – Scarlett O’Hara –, pero ganó el corazón de Clark Gable cuando éste hacía el papel de Reht Butler en Lo que el viento se llevó, en 1939.

Para entonces Gable y Lombard habían sido “la noticia” durante tres años, en las columnas de chismes. Los dos símbolos sexuales – ambos fenomenalmente populares entre el público – se conocieron en el Baile Mayfair, en el restaurante Víctor Hugo de Bervely Hills, en enero de 1936, un año después de que Clark ganara el Óscar de la Academia por Ocurrió una noche (It happened one nignt) y de que Carole hiciera el papel principal en varios filmes, incluyendo Godfrey, mi hombre . Carole y Clark quienes habían trabajado juntos en "Ningún hombre suyo" tres años antes, discutieron durante la fiesta. Tres días después, Carole envió a Clark palomas blancas como un ofrecimiento de paz.

El siguiente mes volvieron a encontrarse en el baile “Depresión Nerviosa". Muy de acuerdo con la reputación que tenía de ser la rubia más chiflada de Hollywood, Carole escenificó una entrada en camilla y ambulancia. Clark quedó impresionado, y Carole quedó prendada de su arrebatador encanto. Ella era una chica que sabía cómo conseguir lo que quería. Poco tiempo después, en el Día de San Valentín, Carole compró un destartalado y viejo coche, lo pintó de blanco con corazones rojos y lo envió a la Metro-Goldwyn-Mayer. Al poco tiempo comenzaron a salir juntos. Clark tenía sus dosis de romances extramaritales, pero estaba cautivado con Carole, quien nunca tomó muy en serio su enorme fama.

Carole era una bromista conocida; nada era sagrado para “Ma” como la llamaba Clark, ni siquiera los dientes postizos de “Pa” (se llamaban así cariñosamente). Constantemente ella le recordaba a él su notorio fracaso, "Parnell", y en una ocasión mandó a imprimir volantes para repartirlos en la MGM elogiando una buena presentación del filme, pero en China. “¡No pueden equivocarse 50 millones de chinos!”, decía el mensaje. Incluso sus peleas eran coloridas. Después de sus pleitos, Carole enviaba más jaulas con pájaros, aunque comenzó a acusar a Clark de comerse a las aves.

La relación no estuvo exenta de un tinte de escándalo. Carole se divorció de su marido, pero Clark seguía casado con Ria, y no tenía planes inmediatos de divorciarse. Quizás evitaba tomar una decisión porque no quería enfrentar el enorme acuerdo financiero que Ria demandaba. Este era un problema no sólo para los amantes, sino para Louis B. Mayer quien, como dueño de la MGM, tenía a Clark bajo contrato – y ese contrato incluía una cláusula de moralidad.

Aunque Carole era una conocida mujer de fiestas, se retiró de la escena social para hacer actividades que a Clark le gustaban – ver encuentros de boxeo, de béisbol, carreras de caballos, ir a pescar, practicar el tiro e ir de cacería. Clark no estaba interesado en el papel de Rhett Butler – su mala experiencia con trajes de época como en Parnell no estaba olvidada –, pero no tenía otra alternativa. El productor queria a Clark, quien aún estaba bajo el contrato de la MGM, y Carole le animó mucho para que cogiera el papel. Al mismo tiempo, un artículo en una revista, titulado “Esposos y esposas no casados de Hollywood”, apresuró más a la pareja hacer legal su relación. Con tanto en riesgo en "Lo que el viento se llevó", seguramente Mayer no iba a querer que la estrella de cine se viera envuelto en la vergüenza, y por esta razón Clark puso su vida amorosa en orden. Una vez que el divorcio fue otorgado, el 8 de marzo de 1939, Carole le dijo a la columnista de la revista, “cuando Clark tenga unos días libres, tal vez nos escabullamos y llevemos a cabo la ceremonia”.

A los dos meses del rodaje de Lo que el viento se llevó , Clark se tomó seis días libres. Para escapar de la prensa, no dijo nada sobre sus planes. El 29 de marzo de 1939, la pareja se fue a Arizona. En las afueras de Los Angeles se detuvieron en una floristería, y Clark compró dos claveles rojos para el ojal, un ramo de lilas y rosas rosas para Carole. Cuando llegaron, fueron directamente a la alcaldía para conseguir su acta matrimonial, y luego se casaron en la iglesia. Luego Clark mandó a David Selznick un telegrama. “Casados esta tarde – Carole y Clark”. Carole dijo que ella planeaba trabajar unos años más y luego tener familia. “Dejaré a Pa que sea la estrella y yo me quedaré en casa, zurciré calcetines y cuidaré a los niños”. En su primer aniversario, Carole cubrió el vestidor de Clark con satín, tul y flores e hizo un nido en el que depositó un gran huevo con la leyenda Parnell garabateado en él.

En enero de 1942, Carole se unió a los esfuerzos de entretenimiento de la comunidad para ayudar a financiar la guerra. Pero al regresar de una campaña de venta de bonos, Carole se mató en un accidente de avión, que también causó la muerte a su madre, y a su amigo.

Para Gable comenzó su particular infierno. El infierno de vivir sin ella. Hundido en una profunda depresión, abandona el cine y se alista un año más tarde en la Fuerza Aérea como comandante, y voló en varias misiones de bombardeo sobre Alemania. Tras licenciarse en 1944, vuelve a Hollywood como viudo inconsolable, con una tristeza que era tan patente como su envejecimiento. Se casó dos veces más, y murió el 19 de noviembre de 1960 de un ataque al corazón, cinco meses antes de que su hijo, John Clark Gable, naciera. Por expreso deseo, fue enterrado al lado de Carole, el gran amor de su vida.

Respuesta  Mensaje 5 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/01/2015 13:06
Camille Claudel y Auguste Rodin

38. Camille Claudel y Auguste Rodin

Camille gana el premio de Roma de escultura y se va a Italia, y tiene como profesor al escultor August Rodin. Camille se enamora de Rodin al poco de conocerlo. Y a él ella le deslumbró. Pero no sólo fue su belleza, le fascinó su obra. Nada más ver sus yesos descubrió en ella un alma gemela, alguien que como él vivía por y para los perfiles. Alguien que, como él, se zafaba del academicismo para liberar las figuras, dotarlas de movimiento y emoción, transformando poses clásicas en nuevas formas de poderosa vitalidad. Rodin tenía en ese momento cuarenta y tres años de edad y Camille sólo diecinueve. Así se inició una de las relaciones más tórridas que ha habido en el mundo de los artistas. Su amor fue desmesurado, pasional y lleno de celos, traición, angustia y dolor. Dos años después de conocerse, Camille comenzó a ser ayudante de Rodin en el estudio para poder aprender más sobre la escultura. La joven continuó viviendo en casa de sus padres hasta 1888, momento en que se muda a un lugar cercano al estudio de Rodin. La única mujer entre sus alumnos, rápidamente se convirtió en objetos de guiños y sonrisas, desde que se hizo evidente el magnetismo que ejercía sobre el maestro. Su rostro, su talle, sus formas, pronto fueron reconocibles en sus esculturas, para escándalo de su familia. Antes musa que modelo y amante.

En 1893 Rodin trabaja y esculpe para el gobierno francés y Camille queda en un segundo plano para él. El talento indiscutible de Camille se vio opacado por la gran sombra de Rodin, y se especula que fue por tal motivo, que después de aquellos largos y compenetrados quince años, la relación empezó a tambalearse; tal vez ella esperaba demasiado de él. Ella lo amaba profundamente y la gran mayoría de sus obras reflejan el estado y la presión censuradora a la que fue llevada. El abandono de su amante se cree que fue la causa del declinar de la carrera y de su estado mental. Camille vive y trabaja totalmente sola aunque mantiene un contacto insetable con Rodin, hasta que en 1898 terminan definitivamente sus relaciones viciado por la comtetencia y porque él nunca abandono a Rose, la compañera con la que vivía y con la que tenía un hijo no legitimado. Ella era consciente de que Rose Beunet, la fiel compañera del creador, siempre se interpondría entre ellos porque Rodin ni siquiera se planteó dejarla cuandso estuvo embarazada de un hijo que núnca llegó a nacer.

Camille se dedicó entonces a la escultura de manera frenética, y se volvió cada vez más arisca. Participó en varias exposiciones de galerías importantes pero no salía de su cuarto, donde se dedicaba a esculpir encerrándose en su casa con sus gatos, y con llave puesta en las puertas y ventanas, en acto de inaudita desesperación. Su situación económica se encrudeció y al poco tiempo empezaron a aflorar muestras de problemas mentales. Finalmente cayó enferma, tanto que en diciembre de 1905 se organizó en París una última gran exposición con 13 de sus esculturas. Se volvió una paranoica e insistió en que Rodin la quiería destruir y que la perseguía. Para empeorar las cosas su hermano, con el que estaba muy apegada, se fue a trabajar fuera y la dejó aún más sola. Sin él y la guía de Rodin se derrumbó.

Empezó a tener problemas con las galerías al no entregar las obras. El problema no era que no las realizara sino que una vez acabada la escultura la destruía. Comenzó a sentir miedo, apenas comía por temor a ser envenenada y destruyó a martillazos sus propias obras. En 1913 moría su padre, la única persona de su familia en la que Camille encontró algo de comprensión. Una semana después, fue arrastrada fuera de su apartamento e introducida en una ambulancia. Su madre, había firmado los papeles para su internamiento en el sanantorio de Ville-Evrard ante la opinión médica de que sufría severos trastornos mentales que la hacían peligrosa para sí misma y para los demás, y quizás porque su extraño comportamiento anterior con Rodin y el actuál manchara la reputación que se estaba creando su hermano en la diplomacia. "Triste sorpresa para un artista; eso fue lo que obtuve en lugar de una recompensa, suelen ocurrirme semejantes cosas", escribiría ella después. Camille fue llevada en 1914 a un asilo mental de Montdevergues donde se quedó hasta su muerte treinta años después en 1943.

"Tras apoderarse de la obra realizada a lo largo de toda mi vida, me obligan a cumplir los años de prisión que tanto merecían ellos...". Estas palabras fueron escritas por Camille Claudel al cumplirse el séptimo año de lo que ella misma calificaba como "penitencia", su internamiento en un manicomio. No obstante, en su primer día de ingreso, el doctor Truelle, que la atendió le diagnosticó "manía persecutoria" y "delirios de grandeza". Se creía víctima de "los ataques criminales de un famoso escultor". Odiaba profundamente a Rodin y llegó a escribir mostrando claramente como la pasión se había tornado en odio: "En el fondo. todo eso surge del cerebro diabólico de Rodin. Tenía una sola obsesión: que, una vez muerto, yo progresara como artista y lo superara; necesitaba creer que, después de muerto, seguiría teniéndome entre sus garras igual que hizo en vida".

Respuesta  Mensaje 6 de 6 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 13/01/2015 05:54


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