El materialismo filosófico y la ciencia
Los marxistas se basan en el materialismo filosófico que niega la existencia de cualquier ente sobrenatural o de algo externo a la naturaleza. Hoy la propia naturaleza nos proporciona sus propias explicaciones sobre el origen de la vida y el universo.
La ciencia ha demostrado que la humanidad ha evolucionado ―como el resto de las especies― a lo largo de millones de años y que la propia vida evolucionó a partir de la materia inorgánica. No puede existir el cerebro sin un sistema nervioso central, y no puede existir un sistema nervioso central sin un cuerpo material, sangre, huesos, músculos, etc., Al mismo tiempo, hay que mantener el cuerpo con comida que también procede de un entorno material. Los últimos descubrimientos genéticos conseguidos por el proyecto genoma humano han aportado la prueba indiscutible de la visión materialista.
La revelación de la larga y compleja historia del genoma, durante tanto tiempo oculta, ha provocado discusiones sobre la naturaleza de la humanidad y el proceso de creación. Resulta increíble que en los inicios del siglo XXI las ideas de Darwin todavía sean desafiadas por el llamado movimiento creacionista en EEUU el cual pretende que los escolares estadounidenses piensen que Dios creó el mundo en seis días, al hombre del polvo y a la primera mujer a partir de una de sus costillas.
Los últimos descubrimientos finalmente han demostrado lo absurdo que es el creacionismo. Han terminado con la idea de que las especies fueron creadas por separado y el hombre, con su alma eterna, fue creado especialmente para cantar alabanzas al Señor. Ahora es evidente que los humanos no son creaciones únicas. Los resultados del proyecto genoma humano demuestran de una forma concluyente que compartimos los genes con otras especies y estos genes tan antiguos son los que nos han ayudado a ser lo que somos. Los humanos compartimos genes con otras especies que se remontan a las nebulosas del tiempo. En realidad, una pequeña parte de esta herencia genética común se puede remontar a organismos tan primitivos como la bacteria. En muchos casos, los humanos tienen exactamente los mismo genes que las ratas, ratones, gatos, perros e incluso la mosca del vinagre. Los científicos han encontrado que los humanos compartimos aproximadamente 200 genes con la bacteria. De esta forma se ha llegado a la prueba final de la evolución. Y sin la necesidad de intervención divina.