Vives en tu mundo de seda y de papel.
de cielos estrellados que tu solo puedes ver.
Miras penetrante aunque nunca logras ver,
flotas en tu cielo, sin alas tu tener.
Niña adolescente de autismo vistes tu piel.
No logras captar el mundo que rodea tu niñez,
tan solo atiendes detalles con perfecta nitidez,
tienes destreza de genio cuando enfocas tu atencion.
Pero nada logra el mundo, mayor a los logros de Dios,
Quiso ponerte el cielo, recompensa a tu dolor
y al dolor de todos aquellos que te abrazan con su amor.
Tenia por nombre Meredith, la niña que de autismo vistio,
pasaba ella largas horas meciendo su soledad,
vivia como a destiempo, como errada en los momentos,
ausente estando presente, sumergida en su interior.
Un angel la acompañaba desde que ella nacio,
su madre no resignaba de Meredith la curacion.
Dificil para quien ama desprenderse de impotencias,
de la pena que carcome poco a poco el corazon.
Solia aquietar su involuntaria inercia de vaiven,
atendiendo Meredith las hojas que el viento dejaba caer.
Mecia el arbol sus ramas,
cual cabellera durante la primavera.
Solia llegar un ave que aunque pequeña joya
de azul-verde tornasol,
habia atraido de Meredith la atencion,
cada dia llegaba de las flores disfrutar
Meredith tenia de su enfermedad
la desdicha de un diagnostico de severidad.
No habia logrado su madre encontrar
en aquellos sus ojos el alma de su hija
tras la niebla que cubria su realidad interior.
Durante el tiempo que pasaba mirandola
tras de los cristales de una ventana de su habitacion,
descubrio de Meredith que dirigia su cuerpo
muy lentamente como un girasol,
cuando un colibri se acercaba a alguna flor.
Transcurrieron varias semanas,
y el ave aun persistio.
Cada dia acercaba su pequeña agilidad,
al rostro perdido de Meredith como queriendo
encontrar, el reflejo de las hadas en aguas
de oscuro cristal
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