Si todas nuestras palabras son amables,
los ecos que escucharemos también lo serán.
Una palabra irresponsable: Puede encender discordias.
Una palabra cruel: Puede arruinar una vida.
Una palabra de resentimiento: Puede causar odio.
Una palabra brutal: Puede herir o matar.
Una palabra amable: Puede suavizar las cosas.
Una palabra alegre: Puede iluminar el día.
Una palabra oportuna: Puede aliviar la carga.
Una palabra de amor: Puede curar y dar felicidad.
¡Las palabras son cosas vivas!
¡Bendicen o maldicen, alientan o abaten, salvan o condenan
Tomado de la Red