No hallo consuelo en el azul del cielo,
no hallo consuelo en los vicios del alcohol
y que se me condene al infierno,
pero ¡oh! ni en Dios hallo el consuelo.
Si es que acaso el infierno arde menos que el maldito dolor
pues me entrego a esas llamas
si es que así dejo de pensar en ti
no hay nada que no la haga pensando en ti,
me acostumbré a ti, conociendo
que es naturaleza misma del colibrí ir de flor en flor.
Oh que necia fui pensando que te podía atrapar
¡en la jaula del amor!
hasta que hoy me di de cuenta
que la que quedo atrapado fui yo
arránquenme ahora mismo las entrañas,
para así morir ¡y no pensar en ti!
porque no sé cuanto tardará en sanar las heridas
de mi frágil corazón y llámenme cobarde,
pero no estoy dispuesta a esperar a que sanen
aquel que diga que todo tiene solución, nunca sintió verdaderamente el amor.
Es que poquito a poquito la cordura y la compostura
se me acaban siento como el corazón se desgasta
y como el dolor crece ¡Oh! siento la agonía y el sufrimiento
de como tus recuerdos me devoran
es difícil pensar que la felicidad sea producto del sufrimiento
Amor, por eso te pregunto: Crees ¿qué en realidad me lo merezco?
extiende tus manos hacia mi solo hazlo,
es lo menos que me debes toma,
toma mi corazón y vete lejos de aquí
y no vuelvas hasta que no hayas cocido
y juntado las piezas rotas de mi corazón
Desconozco autor