Que triste y desolado
quedó mi corazón,
al irse de mi lado
el ser de toda mi adoración.
Ya no está conmigo
el ser que adoraba tanto,
y en mi pesar me digo
el consuelo es mi llanto.
Ya no oigo aquella voz
que me aconsejaba tanto,
y hoy se la encomiendo a Dios
con plegarias y con llanto.
¡Oh! ser lleno de ternura
que aquel día me dijo...
cuando esté en las alturas,
rogaré, por ti hijo.
Y mirando hacia el cielo
me dio su despedida,
hoy la lloro sin consuelo
con el alma enternecida.
La hora, había llegado
fijé la vista hacia delante,
sus ojitos se habían cerrado
pues mi madre estaba agonizante.
Oh Dios mío ¿Por qué la llevaste de este mundo?
Dejaste en mi ser un gran vacío
y en mi corazón dolor profundo.
Porque para mí, todo era esperanza, dulzura y caridad
Quien en el cielo descansa hasta la eternidad.
Autor desconocido
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